En verano no hay razón para que la cultura deje de motivar nuestros viajes. Ya sea en la playa o en la montaña, en el Norte o en el Sur, se pueden hacer muchas escapadas por Europa al refugio del calor sofocante. Escapadas de un fin de semana o de una semana completa.
En este artículo ofrecemos diez posibilidades, acompañadas de consejos de alojamiento, descripciones de lo que hay que ver y posibles excursiones para el que quiera alargar la duración de su estancia. Hemos recopilado ciudades de todo tipo. Antiguos centros industriales que han sabido reformarse, engalanarse y mostrar al mundo sus viejas calles relucientes, como Gante, Leipzig, Bristol o Turín. Capitales de regiones históricas que han tenido importancia capital en diversos capítulos de la historia de Europa, como Oviedo, Graz o Edimburgo. Ciudades pequeñas y románticas, como Sintra o Aix-en-Provence, que tienen estrechas y fuertes relaciones con el arte.
El verano es la estación por excelencia de los viajes. En estos tiempos extraños en los que muchos se empeñan en dividirnos, aprovechemos para disfrutar mientras conocemos un pasado común. El legado romano, las iglesias góticas, el esplendor del Renacimiento y el Barroco, los ecos de la Revolución Industrial o el ingenio del arte contemporáneo no son patrimonio de España, Francia o Alemania, sino de Europa. Para comprobarlo van estas diez ideas de viaje. Diez escapadas por Europa para un verano carente de sofocos y lleno de cultura, unión y aprendizaje.
Gante la Magnífica, en el corazón de Flandes
Hace no demasiado tiempo, la única parada obligada en cualquier viaje por Flandes era la ciudad de Brujas. Hoy, las cosas han cambiado. Gante siempre ha sido tan bella como su vecina, pero hasta hace poco era mucho menos visitada, porque, al contrario que Brujas, Gante sí fue ciudad industrial y no se quedó parada en la Edad Media. Y no hay entorno urbano cuya belleza no sufra las consecuencias, como decía Dickens, de esas "altas chimeneas, de donde salían sin descanso interminables serpientes de humo".
Afortunadamente, sus gestores supieron ver el potencial del turismo cultural. Hoy, como dice Stijn Buyst en esta genial guía alternativa en The Guardian, en Gante dominan las cámaras fotográficas de los turistas, por encima de las de los estudiantes de fotografía que retrataban el tan sugerente –pero tan poco sugestivo– decaído entorno industrial.
La actual Gante no es sombría ni decadente, sino centelleante. Tiene calles que habrás visto en fotos miles de veces, incluso sin saberlo, como la preciosa Graslei, en el sitio del antiguo puerto medieval de la ciudad junto al río Leie. Tiene la Catedral de San Baso, con su imponente torre gótica. En su interior, conserva una de las grandes obras del arte occidental, la Adoración del Cordero Místico de los hermanos Van Eyck. Tiene uno de los mejores museos del diseño que se pueden ver en Europa. Y tiene un pasado glorioso, pues no solo fue una de las grandes capitales de la época dorada de Flandes: en Gante nació, en el año 1500, el que había de ser emperador de Europa, el gran Carlos V.
Las calles de Gante son un museo al aire libre, están repletas de arte callejero. Y, como ciudad universitaria, la ciudad rebosa creatividad y está punteada de librerías, de cafés, de bares y restaurantes para todos los bolsillos.
En verano, en los meses de julio y agosto, se celebran numerosos festivales al calor de sus agradabilísimos veintidós grados de temperatura media. Y, estando en el corazón de Flandes, tiene a mano todo lo que esta región puede ofrecer para el que quiera alargar su escapada urbana veraniega.
Para conocer Gante, te recomendamos esta visita guiada. Quédate a dormir en el histórico Charme Hotel Lancelot y creerás que te alojas en una antigua y lujosa casa nobiliaria. Que es exactamente lo que estarás haciendo. Y a un precio mucho más asequible de lo que imaginas.
Gante se encuentra a medio camino entre Brujas, Bruselas y Amberes. La expresión "en el corazón de Flandes" no es un vacío reclamo turístico; es la pura verdad. Y por eso es idónea como base para explorar la región, perfectamente transitable tanto en coche de alquiler como en tren. Quien prefiera destinos alternativos a las grandes capitales, disfrutará de la visita a Lier, Mechelen, Dendermonde, Pajottenland y Halle, estas dos ya más allá de Bruselas, en la región de Brabante.
Aix-en-Provence, tranquilidad y elegancia en la Provenza
Aix-en-Provence es la ciudad del gran pintor del post-impresionismo, Paul Cézanne. Y sólo por eso, porque allí se conservan la mayoría de sus lugares, merece la pena visitarla. Pero además, como ya dejamos claro en nuestra breve guía de Aix, esta ciudad provenzal es un fabuloso destino turístico por varias razones más.
- Es una ciudad de tamaño medio, cómoda y acogedora, con un centro histórico casi completamente peatonal y un agradable clima mediterráneo. Si planeas hacer tu escapada en verano, en Aix encontrarás temperaturas muy suaves.
- Está muy bien conectada y a poca distancia de los principales destinos turísticos de la Provenza: Orange, Nimes, Avignon, el Pont du Gard, Les Baux, Gordes, la Abadía de Sénanque… a todos se pueden llegar en excursiones de un día o de medio día.
- Tiene una vida cultural activa, excelentes museos y galerías de arte, teatros, históricos cafés, hoteles con encanto, historia en cada calle.
La ciudad tiene un patrimonio sensacional: una Catedral antiquísima que mezcla variados estilos, un grandísima colección de hôtels particuliers o casas nobiliarias; un museo, el Granet (uno de los diez mejores museos de la Provenza), que hará las delicias de los amantes de las bellas artes; otro, la Fundación Vasarely, que encandilará a los que gusten del arte moderno, además de una pléyade de callejuelas, plazas y fuentes.
En Aix, de hecho, se pueden pasar un par de días, o tres, o una semana entera, pues toda la oferta cultural, paisajística e histórica de la Provenza está al alcance de la mano. Hay decenas de opciones. Por ejemplo:
- Dedicar una mañana a fotografiar, desde todos los puntos posibles, la Montaña Sainte-Victorie, gran musa de Cézanne, y a visitar el castillo de Vauvenargues, donde descansan los restos de Pablo Picasso.
- Visitar Les Baux, un precioso pueblo colgante. Justo al lado están Les Carrières de Lumières, un espectáculo como no hay otro. Y muy cerca, Saint Rèmy, un pueblo precioso en el que pasó sus últimos años Vincent Van Gogh.
- Visitar Nimes y Arles, que conservan algunos de los monumentos romanos más espectaculares y mejor conservados de Europa. Ni más ni menos. Por ejemplo, la magnífica Maison Carrèe.
- Visitar Orange, que es igual que las dos anteriores, y Aviñón, que durante siglo y medio albergó a los Papas y trató de ser la Nueva Roma.
- Visitar, por supuesto, Marsella, que está –literalmente– al lado de Aix. Después de ser Capital de la Cultura en 2013, tiene museos recién estrenados junto a su historia milenaria y su variado patrimonio.
- Visitar Gordes, uno de esos pueblos colgantes que dan relumbrón a la Provenza. Y en cuyo término se encuentra la pintoresca Abadía de Sénanque, un monasterio benedictino que a principios de verano, cuando florece la lavanda, es sencillamente irresistible.
- Visitar Saint Tropez, que alberga el museo más espectacular de la Provenza. O Antibes, con su Museo Picasso. O Cannes. O cualquier punto de la Provenza o de la Costa Azul.
- Recordar todas estas ciudades, y otras más, en busca de las maravillas románicas de la región.
De los muchos hoteles que ofrece Aix, a nosotros nos gusta recomendar el Gran Hotel Negre Coste. Es cómodo, elegante y tiene un personal extraordinario. Nada mejor que empezar el día en el Negre Coste y salir a por café y croissans al Deux Garcçons, como hicieron Cézanne y Zola y, años después, Hemingway.
Aix está a poco más de media hora del aeropuerto de Marsella, y este tiene excelentes conexiones con numerosas ciudades europeas y españolas (entre ellas Madrid, Palma, Bilbao y Sevilla). Destino ideal, por lo tanto, para estas escapadas por Europa.
Oviedo, ciudad elegante y rebosante de cultura
Capital de Asturias, ciudad histórica que hunde sus raíces en la Alta Edad Media, Oviedo es un destino elegante y sofisticado, rebosante de cultura y lleno de posibilidades para los amantes del turismo cultural, rural, ecológico y deportivo. Es una ciudad reconocida por varias instituciones europeas por su elevada calidad de vida, y cuenta en su haber siete escobas de platino por la limpieza de sus calles.
Los amantes de la literatura irán sin duda en busca de Vetusta, "la muy noble y leal ciudad". Deben saber que hay en Oviedo mucho más que la célebre estatua de Ana Ozores junto a la Catedral. Para no dejarse nada, lo más recomendable será visitar previamente esta guía de la Ruta Clariniana, elaborada por expertos, completa y de excelente calidad.
¿Pueden verse en un día los atractivos principales de Oviedo? Sí. En The Wandering S, Sandra nos cuenta cómo hacerlo. Aunque, si quieres relajarte, te lo puedes tomar con más calma y verlo todo más despacio. O bien dedicar otros días a excursiones por los muchos atractivos de Asturias:
- Puedes apuntarte a alguna de las abundantes actividades deportivas, como el precioso descenso del Sella.
- Puedes acercarte a Gijón, la gran rival costera, más poblada que la capital y con un centro histórico también agradable para el paseo y el disfrute del turista.
- A poco más de treinta kilómetros está la preciosa iglesia de Santa Cristina de Lena, a la que hace tiempo dedicamos un artículo en exclusiva. Es un preciosidad. En lo alto de un promontorio, se sube por bucólico sendero, acompañados por cantos de gallos y ladridos de perros que extrañan a los paseantes que es conocida en el lugar como la iglesia de las esquinas, por sus numerosos pilares exteriores y su configuración cruciforme, que provoca un continuo juego de salientes y entrantes.
Para dormir en Oviedo a bajo coste, no encontrarás nada mejor situado ni con mejor atención que el fantástico Hostal Arcos, en la Plaza de la Constitución. Disfruta de la ciudad tranquilamente y haz excursiones para conocer la belleza cultural y paisajística de Asturias.
Si no quieres ir "tan" lejos, junto a la ciudad se levanta el histórico monte Naranco, donde Ramiro I levantó un conjunto palaciego para demostrar su poder y dotar de prestigio a la corona. De aquello quedan dos testigos brillantes: Santa María, representación de la vida cortesana, y San Miguel de Lillo, del ascetismo religioso. En Ruta Cultural tienes este artículo, dedicado a ambos, para ir abriendo boca.
De aquellos primeros tiempos del Reino de Asturias queda otro vestigio dentro de la propia ciudad. Es pequeño y llama poco la atención, pero ahí sigue. Es la Foncalada y tiene el honor de ser el monumento civil en uso continuado más antiguo de España. La mandó construir Alfonso III de Asturias, que reinó entre los siglos IX y X. Que siga ahí es un motivo de regocijo y un verdadero milagro y esa es la razón de que la incluyéramos en nuestras diez fuentes para viajar por España.
Turín, la nueva joya de Italia
La capital de la poderosa familia de los Saboya es, quizá, la ciudad italiana más infravalorada por el turismo. Hay que decir que la competencia es dura, y que quien convive con Milán, Génova, Venecia, Florencia, Nápoles o Roma tiene que gritar muy fuerte para atraer visitantes. Turín lo está haciendo. Con voz firme y elocuente.
Al borde de los Alpes, a una hora en tren de Milán, a dos de Génova, Turín tiene mucho que ofrecer al que viaje buscando cultura, arte y museos. No es un destino con el encanto histórico de una ciudad medieval. No es tampoco una urbe renacentista al estilo de Florencia. Turín tiene un callejero más moderno y un elegante aire centroeuropeo. Los vientos que soplan por sus calles son más vieneses y parisinos que romanos o florentinos.
Turín y el Piamonte fueron el motor del Risorgimento y de la unificación italiana. En 2011, los fastos del 150 aniversario dejaron en Turín un Museo del Risorgimento renovado y espectacular, que encantará a los interesados en la historia.
Antes, había sido capital de los Saboya, que construyeron en la colina de Superga una fastuosa basílica neoclásica donde están enterrados los miembros más destacados de la Casa. Si puedes, sube al atardecer. Las vistas son maravillosas.
Más recientemente, Turín ha sido la capital de los Agnelli, otra poderosa familia italiana, dueña de la FIAT y de la Juventus y del diario más importante de Italia, el Corriere della Sera.
En cuanto a museos, no hay aquí grandes maestros del Renacimiento y el Barroco. Pero Turín tiene el mejor museo de arte contemporáneo de Italia, la envidia de Roma, Milán y Venecia. Y tiene la mayor colección de arte egipcio del mundo, dejando a un lado la ciudad de El Cairo. El Museo Egizio es para no perdérselo.
La Mole Antonelliana, el Museo del Cinema o el Museo del Automoville reflejan la verdadera época dorada de Turín: el presente.
Entre lo que tienes en la propia ciudad y las posibilidades infinitas de las cercanías, Turín da para una semana. Y nada mejor que alojarse en un antiguo edificio renacentista, con un patio interior decorado con frescos y viejos escudos nobiliarios. Es justo el espacio que ocupa el B&B Via Stampatori y es una verdadera delicia.
Si se va de presupuesto, o si no hay habitaciones libres (pasa mucho) otra opción muy recomendable es el Amadeus E Teatro. Tiene una ubicación excelente (al lado de la Molle Antonelliana) y una excelente atención y limpieza.
Albergar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006 fue un soplo de aire fresco para la ciudad, que inauguró su metro y renovó calles y plazas y edificios históricos para darse ese lavado de cara que las ciudades industriales tanto necesitan. Hoy Turín está más elegante que nunca. Y por si fuera poco para incluirla en esta lista de escapadas por Europa, tiene al alcance de una excursión Génova, San Remo y Milán. Y, al Norte, el espectacular Valle de Aosta, donde se pueden encontrar paisajes inolvidables, ruinas romanas y monasterios románicos.
Secular frontera entre Francia e Italia, a cuyas esferas de influencia ha pertenecido en diferentes tiempos, un buen número de castillos, erigidos algunos en cumbres imposibles, recuerdan aquellos tiempos en los que la guerra era un hábito, al tiempo que embellecen paisajes escarpados y cumbres nevadas. Muchos de ellos son hoy visitables y en algunos incluso se puede pasar la noche. Es muy recomendable pasar unos días en Turín y luego retirarse a los Alpes, a ver capiteles impúdicos en Sant’Orso y dar largos paseos por las montañas.
El interesado tiene a su disposición este post dedicado en exclusiva al Valle de Aosta y su interés cultural.
Leipzig, "el lugar más candente del mundo"
Tiene nombre de mole soviética o de dirigible. Hasta hace muy poco no figuraba en ninguna guía turística, y está en una zona poco visitada, aunque en sus cercanías esté la maravillosa Dresde y otras joyas que el turismo irá descubriendo, poco a poco.
Leipzig es una ciudad histórica y cultural de primer orden. Fue uno de los grandes centros industriales de la antigua Alemania del Este, y antes de eso, cuna y lugar de trabajo de algunos de los grandes nombres de la música y de las letras alemanas, como Goethe, Bach, Wagner o Mendelssohn.
En 1989 fueron sus calles las que primero presenciaron la Revolución Pacífica. Miles de ciudadanos exigieron libertad y democracia frente a la iglesia de San Nicolás, en la plaza Augustusplatz y en el parque Promenadenring. Unos meses después, cayó el Muro de Berlín. Unos años después, la Unión Soviética.
Leipzig fue lugar natal de Richard Wagner, en cuyo honor celebra un festival musical cada mes de mayo. De Felix Mendelssohn, que murió aquí en 1847, conserva una casa-museo y un salón de música. Pero el compositor más asociado a la ciudad es sin duda Johan Sebastian Bach, pues aquí trabajó durante 27 años, y está enterrado en la iglesia de Santo Tomás, en cuyo coro cantó durante años. En su honor, el BachFest llena de música las calles y los teatros cada mes de Junio.
El nombre de Leipzig quizá esté asociado a la tristeza y el gris del pasado soviético, pero su realidad no puede estar más lejos. Sus antiguas fábricas se han convertido en centros de arte contemporáneo o incubadoras de artistas. En el Spinnerei, una antigua hilandería de algodón, viven hoy y trabajan un centenar de artistas. The Guardian lo llama "el lugar más candente del mundo". Lo han llamado también "el nuevo Berlín".
Si viajas a Leipzig, contágiate de su elegancia y diseño, date un capricho y alójate en el bellísimo Steigenberger Grandhotel Handelshof. No lo olvidarás.
Leipzig hace tiempo despertó de su letargo. Cambió la industria pesada y la minería por la creatividad, el diseño, la música y el arte. Se vistió de gala para que su nombre sonara en el mundo. Es el momento de conocerla.
Bristol, la más variada de las escapadas por Europa
Hoy puede sorprender, pero Bristol fue durante siglos la segunda ciudad de Inglaterra. Sólo Londres le ganaba en importancia. Luego, el crecimiento de las ciudades industriales (Manchester, Liverpool, Leeds, Sheffield) la dejaron en segundo plano, y la obligaron a reinventarse como centro cultural y creativo. Tiene Bristol un aire juvenil e irreverente simbolizado por todo el mundo por las obras de su hijo más famoso: el artista callejero Banksy.
El Bristol Suspension Bridge es quizá la instantánea más conocida de la ciudad, pero Bristol tiene mucho más. Como ciudad portuaria, muchos de sus atractivos están relacionados con el mar. En el puerto se encuentra el SS Gran Bretaña, un barco de vapor construido en 1830 que fue en su día la nave más avanzada e impresionante del mundo, y el Matthew, el barquito en el que John Cabot llegó a Canadá en 1497. Toda la zona del puerto se convierte en el centro neurálgico de la ciudad en los meses de verano, con el Bristol Harbour Festival. Muy cerca, el M Shed es un museo centrado en la historia de la ciudad que es especialmente activo en verano, con todo tipo de actividades para todos los públicos.
Los aficionados al arte querrán visitar Spike Island, un pequeña isla dedicada al arte contemporáneo, y la galería Arnolfini. Y el Bristol Museum, donde podrán disfrutar obras de Pisarro y Renoir.
Pero Bristol se sitúa además en una zona llena de atractivos. Armados con un coche de alquiler, se pueden visitar numerosísimos destinos, y entre ellos algunos de los más visitados de Inglaterra. Damos algunos ideas:
- Glastonbury está a poco más de una hora de coche y es conocida por su gigantesco festival de música y por ser un paraíso para los aficionados al misterio, el Grial y los ciclos artúricos. Pero su atractivo va más allá: es un lugar objetivamente hermoso, muy agradable, con un entorno bendecido por la naturaleza y unos atractivos históricos y culturales de primer orden.
- Aunque fueran menos grandiosas que las que Diocleciano o Caracalla construyeron en Roma, las termas de Bath, que fue creada como un complejo termal, se siguieron utilizando durante mucho más tiempo, y han sido luego reutilizadas y reconstruidas. En la actualidad son uno de los monumentos más visitados del país y, gracias a la presencia del agua y a su moderna reconstrucción, un verdadero espectáculo. En su día, las incluimos entre las diez ruinas romanas que más merece la pena visitar. Y además Bath es una ciudad Patrimonio de la Humanidad y su visita merece mucho la pena no sólo por sus ruinas romanas. La ciudad rezuma cultura y rebosa teatros y museos.
- El mítico Stonehenge está a poco más de un hora, en mitad de Wessex. Se organizan abundantes visitas guiadas y es, en fin, un lugar que nadie debe perderse, especialmente si ha optado por Bristol entre todas las escapadas por Europa que estamos proponiendo.
- La ciudad de Salisbury, a una hora en tren, alberga la que un día citamos como una de las catedrales góticas más deslumbrantes de Inglaterra. Es enorme, preciosa, y está en un prado abierto, rodeada de una alfombra verde y alejada del núcleo urbano, lo cual remarca su monumentalidad y permite apreciarla sin obstáculos desde todos los puntos de vista (actividad muy apreciada por John Constable). Hay que visitarla para apreciar sus larguísimas, altas y estrechas naves, acentuadas por la combinación de piedra blanca y mármol negro; las fantásticas vidrieras de la Capilla de la Trinidad; o la Sala Capitular, donde se guarda la mejor conservada de las cuatro copias de la Carta Magna de 1215.
- Al alcance tienes también Cardiff, capital de Gales, y Exeter, que conserva otra de esas catedrales góticas que deslumbran y asombran.
Como has visto, de todas las escapadas por Europa, Bristol es la que más posibilidades ofrece en cuanto a excursiones. Reserva tu hotel en la ciudad y utilízala como base para descubrir esta preciosa región de Inglaterra.
Por todo lo que tiene en la ciudad, y por todo lo que tiene a mano, decimos que Bristol es una de las más variadas de estas escapadas por Europa.
Edimburgo, la vieja chimenea
Edimburgo, capital de Escocia desde 1437, conocida como la vieja chimenea, es un lugar muy especial que merece más de un viaje, algo que saben muy bien quienes han estado allí. Situada en la costa este de Escocia, a orillas del fiordo del río Forth, fue uno de los centros culturales más importantes durante la Ilustración y hoy su medio millón de habitantes cuenta con cuatro importantes universidades.
Tiene esta ciudad rincones oscuros que fueron escenarios de las más terribles historias. A pesar de que los guías turísticos hablan de la existencia de fantasmas, nosotros sólo vemos una ciudad llena de gente cordial. Tiene Edimburgo preciosos jardines, una bellísima arquitectura y de un ambiente dinámico y atractivo. Vive inmersa en el siglo XXI pero no olvida su esplendoroso pasado.
Tiene dos grandes barrios, el nuevo y el antiguo, con dos nombres creativos y originales: el viejo se llama Barrio Viejo (Old Town), y el nuevo se llama Barrio Nuevo (New Town). Pero ambos son una maravilla.
Old Town se derrama desde un lateral de la peña, colina abajo a través de su calle principal, la Royal Mile, de la que salen pequeñas calles llamadas closes o wynds. Entre ellas se encuentra la Lady Stair’s Close, que conduce al Museo de los Escritores. La Royal Mile termina en la abadía de Holyrood, de la que sólo quedan ruinas. Junto a ella está el palacio de Holyroodhouse, levantado como residencia real en 1128. Hoy es la residencia oficial de la familia real en Escocia.
New Town fue proyectado por James Craig es una obra maestra del desarrollo urbanístico. Nació como una zona residencial, pensada para familias pudientes, pero hoy está abierta a todos. Es el área comercial y de oficinas de la ciudad. La recorren de Norte a Sur por tres calles paralelas: Princes Street, George Street y Queen Street, abrazadas por dos amplias plazas al este y al oeste, St Andrew Square y Charlotte Square.
Una sucesión de elegantes construcciones de estilo neoclásico y georgiano, conocidas como terraces, adornan su perfecto plano ortogonal. Muchas fachadas fueron decoradas con elegantes columnas y coloridas puertas de entrada.
Si eliges Edimburgo, alójate en el romántico Balmoral Hotel, en plena calle de los Príncipes.
Si el tiempo disponible lo permite hay cerca de Edimburgo numerosos lugares que merecen una visita. Dejamos varias ideas.
- Jupiter Artland, un jardín escultórico a poco menos de media hora de la ciudad, en el que una serie de artistas contemporáneos han dejado su obra entre los sorprendentes terrenos que les ofrece la naturaleza.
- Por la Capilla de Rosslyn ya nos paseamos en Ruta Cultural, y tenéis disponible un artículo enteramente dedicado a ella. Está solo a unos quince kilómetros de Edimburgo. Fue construida por los templarios y por lo tanto os espera un lugar salpicado de intrigas y misterios, enclavado en un paisaje de frondosos bosques infinitos.
- También a quince kilómetros está el precioso pueblecito de South Queensferry, desde cuyo puerto se puede alcanzar la maravillosa isla de Inchcolm, y conocer su histórica abadía medieval.
Aquí tienes mucha más información sobre Edimburgo y, aquí, sobre las infinitas posibilidades que hay a la hora de viajar por Escocia.
Graz, capital de Estiria, el "corazón verde de Austria"
Austria tiene mucho más que las montañas del Tirol, los lagos de Salzkammergut o la elegancia de Viena. El Sur del país lo domina una zona rica en maravillas naturales y culturales cuyo nombre es Estiria. Es “el corazón verde” de Austria: tiene alta montaña, bosques y ciudades monumentales. Tiene viñedos que que se parecen tanto al Chianti que también la han llamado "la Toscana Estiria". Tiene una de las bibliotecas más bellas del mundo.
La capital de Estiria es una ciudad cuyo centro histórico figura en las listas del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Al contrario que Viena o Salzburgo, Graz es desconocida. Y debería dejar de serlo.
Está tan en el sur de Austria que, culturalmente, es casi eslovena. De hecho, su nombre proviene de una palabra eslovena: Gradec, que significa castillo. Maribor está a solo cincuenta kilómetros y Eslovenia es una belleza de país, así que ahí va la primera recomendación para posibles excursiones. Graz tiene seis universidades que hacen un total de más de cuarenta mil estudiantes. Tiene, sobre todo, uno de los cascos históricos más bonitos y mejor conservados de Europa.
Graz fue residencia de los Habsburgo durante los siglos finales de la Edad Media y el apogeo del Renacimiento. Curiosamente, el principal monumento de la ciudad ni está en el centro histórico ni pertenece a la dicha familia. Se trata del Castillo Eggenberg, una fastuosa residencia reformada a lo largo de siglos que cuenta con un ramillete de estilos artísticos y una serie de caprichos humanistas que recuerdan al Chambord de Francisco I. Tiene, por ejemplo, 365 ventanas. Una para cada día del año. Lo que sí está en el centro es la Basílica de Mariatrost, una basílica de peregrinación que sublima la arquitectura de estilo barroco.
Graz en verano es el destino perfecto para una escapada por Europa, pues está muy en su corazón, condensa en sus calles buena parte de su historia y permite disfrutar de unos paisajes y excursiones impresionantes. Es fácil visitar Salzburgo e incluso Viena, los viñedos de la Toscana Estiria, Maribor y Ljubliana.
Y nos permitimos una última sugerencia. En el rincón más noroccidental de Estiria se enclava una impresionante abadía benedictina. Siglos y siglos de Ora Et Labora la han convertido en un compendio de arte y cultura. Hoy alberga allí varios museos y una biblioteca de las que suelen aparecer en las listas de las más fabulosas del mundo. Es la Abadía de Admont, a la que en otra ocasión dedicamos un artículo completo en Ruta Cultural. Desde Graz se puede visitar en un día y es más que recomendable.
Sintra, el rincón romántico de Portugal
Desde la antigüedad Sintra es conocida como “Monte da Lua” (Monte de la luna), por las celebraciones de cultos astrales. En busca del silencio y la soledad de los bosques de sus sierras, crecieron conventos y ermitas que añadieron a la zona un carácter singular, espiritual y misterioso. Sin duda, Sintra es la más romántica de nuestras diez escapadas por Europa.
Bendecida por un clima especialmente dulce con veranos frescos e inviernos suaves y soleados, Sintra fue elegida como lugar de esparcimiento y relax por reyes y nobles. Desde la Edad Media levantaron castillos, palacios, villas y fincas rodeadas de jardines y parques. Las floras mediterránea y atlántica se mezclaron creando ambientes verdaderamente únicos.
En uno de esos entornos en el centro de la ciudad, pero alejado del bullicio turístico, se encuentra el Chalet Saudade, que os recomendamos como alojamiento para vuestra escapada a Sintra.
Sintra ocupa un lugar en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad en la categoría de “Paisaje Cultural”. La sabia mezcla de elementos culturales que emergen con aparente espontaneidad en medio de una naturaleza excepcional justifican de sobra ese título.
La magia del lugar ha seducido durante siglos a muchos artistas, que la transformaron en arte. Lord Byron, Christian Andersen, Richard Strauss y William Burnett, entre otros, escribieron, pintaron, cantaron y recordaron la belleza única de Sintra.
Dentro del casco antiguo se encuentra la conocida como Vila Velha (Villa Vieja), situada en la falda de la sierra, en la zona de mayor declive. Allí se levanta el Palacio Nacional, construido por Joao I y Manuel I durante los siglos XV y XVI
A sólo diez minutos del centro se encuentra el que es, según Byron, el lugar más encantador de Europa. Quinta da Regaleira es sin duda un espectáculo, un juego, una delicatessen. Luigi Manini, arquitecto y escenógrafo italiano, fue el responsable de su construcción entre los años 1904 y 1910.
Otro imprescindible de Sintra es el Palacio da Pena, otro palacio de ensueño. Lo construyó Fernando de Sajonia Coburgo-Gotha, rey consorte de Portugal por su matrimonio con Dª María II. Era éste un rey culto, amante de las artes y la naturaleza, que quiso regalarle a su esposa un edificio inspirado en los lejanos palacios de su Baviera natal. Construcción de estilo romántico que aúna todos los neos de la época: gótico, manuelino e islámico. Una verdadera maravilla.
Y, por supuesto, Sintra (de la que tienes muchas más información aquí) está cerquísima de Lisboa, de la que ya hemos hablado en Ruta Cultural. Elegirla es inteligente porque tiene mucho que ver, porque es más tranquila y porque acercarse a la capital es cuestión de media hora.
Pula, en la península de Istria
La encantadora península de Istria, en el extremo noroccidental de Croacia, es una tierra en la que se mezclan sin solución de continuidad los legados romano, bizantino y veneciano. No es poca cosa. Siguiendo los pasos de Augusto, el primer emperador de Roma, iniciamos hace tiempo, en este rincón croata, una ruta que nos llevó por buena parte del Mediterráneo y por algunas de las mayores ciudades de la Antigüedad. Entre ellas, cómo no, la propia Pula, de la que ya hablamos.
Pula es una ciudad de sesenta mil habitantes que destaca por el buen vino, la pesca, la construcción de barcos y, cómo no, por el turismo. Como tantas otras ciudades del Mediterráneo, Pula tiene una historia milenaria, y fue ya un importante puerto en la Antigüedad. Prueba de ello son las importantes ruinas romanas que conserva, casi todas excelentes tanto en valor como en estado de conservación.
La principal es el Anfiteatro. Un Anfiteatro único, desde cuyos vanos se puede ver el mar. Se empezó a construir en el año 27 a.C. y fue luego ampliado por Vespasiano en el 79 d.C., justo cuando empezaban en Roma las obras del Coliseo. Albergaba en la Antigüedad a 23.000 espectadores, lo cual es extraordinario teniendo en cuenta que la población de la ciudad no pasa en la actualidad de 60.000. Su arena, que en época romana fue escenario de batallas navales y peleas de hombres y animales, que en el Medievo albergó torneos medievales y ferias de caballeros, hoy es sede del Festival de Cine de la ciudad –el más antiguo de Croacia– y del Festival del Verano, que incluye espectáculos de música, danza y teatro.
En Pula se conservan también buenos lienzos de muralla, varios arcos y algunas de las puertas que en época romana daban acceso a la ciudad. Se conserva también el emocionante Templo de Roma y Augusto. Emocionante porque su construcción se fecha entre el año 2 a.C. y el 14 d.C. y sigue en pie, en el mismo sitio. Es un clásico templo romano con pórtico tetrástilo, elevado sobre podio, con columnas corintias de 17 metros de altura y con un friso ricamente decorado, muy similar al de la Maison Carrée de Nimes.
Y Pula tiene mucho más: hermosas iglesias, mercados y playas, y acceso a la privilegiada península de Istria, donde hay tanto que ver. La Costa Dálmata es una joya y un destino perfecto para el que busca escapadas por Europa con playa, paisajes y cultura. Y Pula es uno de los sus puntos más destacados. Reserva un hotel, céntrico o playero, y disfruta de un verano inolvidable.