En la plaza más interesante, poblada y, quizás, la más representativa de la ciudad (en dura competencia con la Theaterplatz y el Neumarkt) está una de sus joyas: el Palacio Real de Dresde. La Schlossplatz (plaza ‘platz’ del palacio/château «schloss») es uno de los enclaves más importantes de la capital de Sajonia; allí nace el Augustusbrücke (puente de Augusto) y están el Palacio de la Justicia, la Hofkirche y el Palacio Real.
En esta maravillosa plaza de la «Florencia del Elba», en la que se respira barroco, sirve como punto neurálgico que conecta a sus ciudadanos y viajeros con todo lo que ofrece Dresde. A la derecha, por un callejón que pasa bajo un pasarela que conecta Hofkirche y el Palacio Real, se llega a la Theaterplatz, con la Ópera de Semper y el Zwinger. En línea recta se pasa bajo parte del Palacio Real y se llega al Altmarkt (mercado antiguo). Si se coge la calle de la izquierda se llega al Neumarkt (mercado nuevo), donde está la Frauenkirche.
Y en esta Schlossplatz, el Barroco se mezcla a la perfección con el Renacimiento y el Gótico en uno de los grandes atractivos turísticos de Dresde, su Palacio Real. Residencia durante generaciones de la casa de Wettin, en él han vivido duques, electores y reyes, ha visto crecer la ciudad y es un reflejo del paso del tiempo. Una visita más que recomendable si viajas a Dresde.
De torreón a palacio de reyes
La historia del Palacio Real no es una de las más conocidas de entre los edificios de Dresde, pero ha estado junto a ella desde casi siempre, después del año 1200. Por aquel entonces los Wettin todavía no se habían dividido (faltaban algo más de 200 años para eso) y la localidad apenas se había desarrollado. Se sabe que existían dos poblaciones, una a cada lado del río Elba, que acabaron uniéndose (algo parecido a lo que ocurrió con Berlín) y 1207 es la primera vez que Dresde aparece como tal citada en un documento oficial.
Conforme Dresde avanzó, construyó un torreón en el actual lugar del Palacio Real. Se trataba de una especie de fortificación en estilo románico que hacía las veces de residencia para el señor local. Dresde estaba por aquel entonces dentro de los dominios de la casa de Wettin, aunque su titularidad cambió de manos a lo largo de los dos siglos siguientes, hasta volver a los Wettin.
Poco antes de que los Wettin se separasen dando origen a los actuales estados alemanes de Sajonia y Turingia, el recinto fue expandido en un edificio gótico rectangular de cuatro alas. Un siglo más tarde, ya con Dresde bajo la órbita de la rama albertina de los Wettin, y como capital del Ducado de Sajonia, se volvió a expandir el edificio, esta vez ya en estilo renacentista.
Poco cambió del Palacio Real de Dresde hasta la llegada de Augusto II el Fuerte, cuyas obras arquitectónicas todavía relucen en Sajonia, especialmente en Dresde. El Elector de Sajonia y Rey de Polonia reformó profundamente el palacio tras un incendio en 1701 (más o menos al mismo tiempo que el Castillo de Pillnitz). Además de levantar de nuevo lo que el fuego se llevó por delante, ordenó que buena parte fuera redecorado en estilo barroco aunque la forma siguiera siendo anterior. Por eso podemos apreciar algunas formas góticas que tienen decoraciones renacentistas y barrocas.
Durante esta reconstrucción de Augusto II el Fuerte, el Palacio Real de Dresde sufrió una nueva expansión; el anterior edificio de cuatro alas unidas con una torre se había convertido en todo un conglomerado de espacios, salones y estilos arquitectónicos. Para rizar el rizo, durante el 800 aniversario de la casa de Wettin se proyectó una nueva reforma entre 1898 y 1901: el palacio se modernizó con calefacción y electricidad y algunos edificios fueron redecorados en estilo neo-clásico, en busca del Renacimiento toscano.
Como otros tantos edificios de Dresde, se vino abajo casi al completo durante el 13 de febrero de 1945, cuando las bombas incendiarias de los Aliados desataron una tormenta ígnea que redujo Dresde a un amasijo de escombros. El Palacio Real se vio severamente afectado y no hubo un plan de reconstrucción pronto, más allá de poner algunos techos para evitar mayores daños. A partir de los años 60 se comenzó a hablar con seriedad de levantar lo caído y restaurar lo que quedaba en pie, aunque fue un proceso muy largo que no cogió fuerza hasta la Reunificación de Alemania y que terminó en 2013.
El Palacio Real de Dresde y sus museos
Como resultado de todas sus reformas y expansiones lo que hoy podemos contemplar y visitar en Dresde es el edificio «original» de cuatro alas. Se extiende hacia el sur con más alas de menor tamaño que forman otros dos complejos rectangulares con sus respectivos patios, uno de ellos cubierto con un techo que imita los grandes pabellones de hierro y cristal, tan populares desde mediados del XIX. En uno de sus lados, en la zona noreste, un edificio cuadrado entre el gótico y el barroco que expande el palacio y se alarga en una delgada y preciosa galería renacentista.
Los elementos más destacables que ver en el exterior del palacio son, principalmente, sus patios o plazas. El principal podría tratarse más bien de una plaza, sea como sea, es espectacular. Es aquí donde podemos apreciar la decoración neoclásica de corte toscano. Esto, junto a la galería renacentista, es uno de los principales motivos por los que Dresde se ha ganado ese sobrenombre de «la Florencia del Elba». Pero volviendo al patio principal, la torre que emerge de uno de los lados es de una visita más que recomendable; en lo alto tendremos una de las mejores vistas de Dresde, en dura competencia con las de la cúpula de la Frauenkirche.
En la galería porticada renacentista (no hace falta entrar al palacio para verla) que se extiende hacia el este en dirección al Neumarkt, donde está la Frauenkirche, tenemos, en su lado sur, los cuidados y sencillos pórticos renacentistas. En la cara sur está la Fürstenzug (cabalgata «Zug» de los príncipes «Fürsten»), un mural de cerámica de Meißen donde están representados buena parte de los duques, electores y reyes de la casa de Wettin, hecho con motivo del 800 aniversario de la familia.
Visitar el Palacio Real de Dresde es, como en el Zwinger, entrar en un espacio museístico. Aquí no sólo entrarás pasillos, salas y habitaciones ricamente decoradas que, desde luego, tienen una gran interés, estarás entrando a un complejo lleno de colecciones de diferente índole. Un lugar donde se puede comprobar en primera mano la capacidad que llegó a tener la casa de Wettin para amasar obras de arte, objetos de interés y para atraer a artistas y artesanos de Europa a su corte.
La Bóveda Verde
En el ala oeste del edificio principal del Palacio Real de Dresde está la Grünes Gewölbe (Bóveda «gewölbe» Verde «grün»), el museo más interesante de todos. Se trata de la colección de joyas de Augusto II el Fuerte. Es uno de los primeros edificios destinados a ser un museo, de hecho, el monarca lo dispuso poco después de terminarlo para ser visitado.
La colección de joyas se encuentra ahora divida en dos: la Bóveda Verde Histórica y la Nueva. Se hizo de este modo tras su reconstrucción, lo que tiene puntos positivos y negativos. Lo malo es que para acceder a la Histórica hace falta pagar una entrada aparte (que vale lo mismo que la del palacio entero), lo bueno es que la Nueva (sin cargo extra) supone una aproximación nada desdeñable (son ni más ni menos que 1.100 piezas de la colección) a lo que es una de las muestras más importantes del mundo de joyas barrocas.
Además de ser una colección tan importante (en magnitud y riqueza), son joyas que han pasado por mucho. Durante la Segunda Guerra Mundial se trasladaron para evitar su destrucción, y menos mal. El problema es que el ejército soviético se llevó buena parte de las joyas a Rusia, que no fueron devueltas hasta décadas más tarde; quizás una de las pocas veces que los alemanes del este pudieron tener «suerte» de haber caído bajo el control de la URSS, quién sabe si de haber sido enemigos ideológicos las habrían devuelto.
Por su parte, la Bóveda Verde Histórica contiene unos 3.000 objetos en su colección, además de algunos de los más interesantes. Merece pagar la entrada, además hay una combinada (como te comentamos al final del artículo) que lo hace más económico. Eso sí, una visita con tantas posibilidades te puede llevar medio día, e incluso uno entero si eres un entusiasta.
La Armería
A lo largo y ancho de varias alas del complejo palaciego, la Armería contiene una amplia variedad de colecciones en exhibición permanente. Todas son interesantes pero, al ser tan diferentes, quizás no todos quieran verlas todas o, simplemente por tiempo, prefieran priorizar unas muestras sobre otras. Os resumimos qué contiene cada colección.
- El auge del poder electoral en Sajonia. Se trata de la mayor colección de armas y trajes ceremoniales de la época de la reforma protestante y el barroco temprano.
- Concepto y Encuentro: el mundo alrededor del 1600. La muestra se centra en presentar objetos de diversa índole, con cierta proximidad al concepto de museo etnográfico, para trazar un esbozo del mundo en torno al año 1600.
- El ropero electoral. Es una colección que presenta trajes de la nobleza electoral sajona del periodo renacentista y del barroco temprano.
- La nueva Sala de los Gigantes. Se trata de una exposición de armas y armaduras ceremoniales y de torneos, principalmente del Renacimiento. Desde las ventanas de la sala se puede ver el patio donde los caballeros portaban las armas y se enfrentaban.
- La cámara turca. En posición de electorado de importancia en Alemania, Sajonia tuvo importantes relaciones con algunos países orientales, especialmente con el Imperio Otomano. Esta muestra expone algunos de los objetos que quedaron en Sajonia fruto, en gran medida, de conflictos armados.
Kupferstich-Kabinett
En otra de las alas del Palacio Real de Dresde se encuentra esta colección de obras maestras en papel. Es una muestra permanente que contiene medio millón de dibujos, impresiones y fotografías desde la Edad Media a nuestros días. Podemos encontrar trabajos de Durero, van Eyck, Friedrich, Rembrandt y de otros más modernos como Glöckner y Kotzsch.
Münzkabinett
En el edificio que sobresale en el lado noreste del palacio (y del que sale la galería renacentista) está el último de los museos. Contiene una colección de unos 300.000 objetos desde la Antigüedad hasta nuestros días. Se trata, en general, de monedas, cuyo ejemplar más antiguo proviene del Reino de Lidia (noroeste de Anatolia), de unos 2.500 años de antigüedad. También hay diferentes tipos de medallas y condecoraciones militares.
Precios y Horarios del Palacio Real de Dresde
El Palacio Real de Dresde abre todos los días de 10 de la mañana a 6 de la tarde, exceptuando los martes, cuando cierra. Aquí tienes más información y la posibilidad de reservar las entradas para evitar colas.
La entrada normal al palacio y todos los museos (excepto la Bóveda Verde Histórica) cuesta 12€ en taquilla (14€ si reservas), la reducida cuesta 9€, y los menores de 17 entran gratis. La audioguía es gratuita.
La entrada a la Bóveda Verde Histórica cuesta 12€, la reducida 9€, los menores de 17 entran gratis y la audioguía también es gratis.
Por último, la entrada combinada (palacio, museos y Bóveda Verde Histórica) cuesta 21€, los menores de 17 entran gratis y la audioguía es gratuita.