Capital de la región de la Umbria, Perugia está situada en el centro de la bota, de hecho esta región es su corazón verde. A menos de una hora de Arezzo, hora y media la separa de Florencia y algo más de dos horas de Roma, en cuyo camino se encuentra Asis, a menos de media hora.
Su situación privilegiada en el camino de los lugares más conocidos de Italia la convierte en una visita de paso entre los viajeros que se dirigen a La Toscana, o bajan a Roma. Pero a esta preciosa ciudad, anclada en el tiempo, cuyas calles escalan un promontorio, merece la pena dedicarle mucho más que unas horas.
Se eleva cerca de quinientos metros sobre el nivel del mar emergiendo desde un precioso valle. Rodeada de colinas, con un desnivel tan pronunciado que subir desde la estación central del tren (en su parte más baja), hasta el corazón de la ciudad, el Corso Vanucci, no es apto para cualquiera.
A pesar de su aspecto, su centro histórico conserva un inconfundible y bellísimo aire medieval, Perugia es una ciudad moderna. Además de unas cuantas líneas de autobuses que suben por sus serpenteantes cuestas, ofrece un mini metro ecológico, varios ascensores y unas escaleras mecánicas (dentro de la Roca Paulina), que comunican el centro, en lo más alto de la ciudad, con las zonas más bajas. Un aeropuerto, que la conecta con el resto del país y del mundo, y un buen servicio de trenes facilitan el acceso.
El ambiente estudiantil marca de manera importante el ritmo de la ciudad, no en vano tiene dos universidades: La Universidad degli Studi de Perugia, una de las más prestigiosas de Italia, creada en 1308 por el papa Clemente V, y desde 1925 La Università per Stranieri di Perugia, que acoge la demanda de estudiantes provenientes de los cinco continentes. Cuenta además con la prestigiosa Accademia Belle Arti Pietro Vannucci y el Conservatorio di Música M. Morlachi, ambos con grado universitario.
Perugia es un lugar ideal para hacer turismo cultural, y de naturaleza (el entorno no puede ser más favorable) y además disfrutar de la buena mesa, del jazz (Festival Umbria Jazz en el mes de julio), del arte y del chocolate.
El chocolate y los Baci Perugina
Un baci es un en beso italiano, en Perugia además es una marca de bombones. Los Baci Perugina son dulces besos del mejor chocolate. De fama internacional, estos bombones surgieron de la imaginación de una mujer emprendedora llamada Luisa Spagnoli (fundó también su propia marca de ropa que ya va por la tercera generación de mujeres Spagnoli al mando). Cofundadora de una fábrica de peladillas, donde además se producía chocolate, caramelos y cacao en polvo.
Luisa inventó estos bombones uniendo chocolate con virutas de avellana y los coronó con una avellana tostada cubriéndolos de chocolate fundido. A la idea de Luisa se unió la visión de Federico Seneca, un dibujante y publicista famoso en su época. Hablamos de los locos años veinte. Federico añadió a cada bombón un papel con una cita literaria o una frase anónima romántica y los envolvió con papel de color plata. Las cajas, de color azul, las diseñó con un dibujo de dos amantes que se besan, inspirado en El Beso de Hayez.
Lo demás es la historia de un éxito que llega hasta hoy. Los famosos bombones los puedes comprar ya desde casa en Amazon.
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Si vas a Perugia te aconsejamos que pruebes además de los Baci, la variada oferta de dulces, con chocolate o sin él, que ofrecen sus pastelerías. En la céntrica Corso Vanucci, casi enfrente de la Galleria Nazioalle dell’Umbria, se encuentra la Pasticceria Sandri. No te vayas sin probar alguno de sus manjares.
La relación del chocolate con Perugia es tan importante que cada mes de Octubre se celebra un Festival del Chocolate, el Eurochocolate. Una fiesta muy dulce a la que acuden empresas y visitantes de todo el mundo. Hay muchas actividades relacionadas con este manjar y sus múltiples utilidades, además de todo tipo de festejos para disfrutar de sus sabores.
Qué ver en Perugia
La mejor manera de descubrir esta sorprendente ciudad es perderse por sus callejuelas, en las que encontrarás casas unidas por arcos que son parte de viviendas, calles con cuestas impresionantes como la Vía del Acueducto, a la que le da nombre el antiguo acueducto romano, y piedras milenarias como testigos de su dilatada historia.
Al pasear por sus rincones encontrarás lugares increíblemente anclados en la Edad Media (parte de las murallas etruscas y medievales se mezclan con su caserío), que están sin embargo llenos del dinamismo actual. Caminar sin rumbo fijo hará que te topes con los edificios y monumentos más importantes y con vistas inolvidables.
La ciudad de Perugia tiene sus orígenes en la cultura etrusca. En esta etapa fue un importante distrito administrativo. Prueba de ello son algunos de los monumentos de la época que permanecen como testigos: el Arco Etrusco al que dedicamos este post, la Puerta Marcia o el Pozo Etrusco.
Conquistada después por los romanos, que le dieron el nombre de “Augusta Perusia”. Con la caída del Imperio Romano, Perugia (en latín Perusia) vivió muchas invasiones hasta que en el siglo XI se convirtió en Ciudad-Estado Independiente.
Fue escenario de numerosas luchas civiles entre las familias poderosas de la ciudad. Consiguieron el poder los Baglioni que lo ostentaron hasta 1531. Ese mismo años surgió la conocida "Guerra de la sal", cuando el pueblo llano se levantó contra el el Estado Pontificio por el alto precio de este producto.
La guerra la ganó el Papa Pablo III Farnese, lo que provocó que los Estados Pontificios mantuvieran el poder en la ciudad hasta 1860, cuando Perugia pasó a formar parte del Reino de Italia. Pablo III hizo construir una fortaleza: la Rocca Paolina.
Rocca Paolina, la fortaleza vaticana de Perugia
La Rocca Paolina era una fortaleza imponente que dominaba el horizonte de Perugia. Hoy es un recuerdo del extraordinario pasado de esta ciudad. Sus restos son un lugar fascinante. Construida, como decimos, por el Papa Paolo III Farnese en 1540 después de la “Guerra de la Sal”.
Su construcción fue obra del célebre arquitecto militar Antonio da Sangallo. Para levantarla da Sangallo destruyó y modificó gran parte de las casas, iglesias, torres, calles y otras construcciones, del barrio de la hasta entonces poderosa familia Baglioni. Así obtuvo no sólo espacio sino muchos de los materiales que necesitaba para la construcción de la fortaleza.
La Rocca se convirtió en el símbolo del poder papal en la ciudad de Perugia y sus habitantes la odiaban. Fue destruida y reconstruida varias veces. En la actualidad sólo se conserva exteriormente una parte y al visitarla en su interior podrás ver todavía calles y plazas de la Perugia medieval. A esta ciudad subterránea se accede, de manera gratuita, a través de las escaleras mecánicas que comunican la Piazza Partigiani, en la parte inferior, con la Piazza Italia, inicio del Corso Vannucci, o al revés.
La entrada a la Rocca por la Piazza Partigiania es la Porta Marzia, una puerta que data de la época Etrusca del siglo III a. C., que fue incorporada al castillo de la Rocca. Esta puerta era el inicio de las murallas etruscas de la ciudad. Hay, tallados en su piel, una serie de personajes de la mitología romana, testimonio de la presencia del imperio en la ciudad.
Dentro de la Rocca Paolina se encuentra el llamado Museo de la Rocca (donde puedes seguir su historia). Este enclave histórico vive todo el año una serie de manifestaciones culturales como exposiciones, actuaciones musicales y mercados artesanos y gastronómicos.
La fortaleza de la Rocca ocupaba el espacio de lo que hoy es la Plaza de Italia, la Via Masi, los jardines dedicados al poeta Carducci (con unas vistas espectaculares) y la Vía de la Independencia.
Plaza IV de Noviembre, el corazón artístico de Perugia
La Plaza IV de Noviembre es el corazón de la ciudad y su centro artístico-cultural. La belleza y la elegancia de los monumentos que forman esta plaza son un espectáculo:
La Fuente Mayor que centra el espacio. En italiano Fontana Maggiore o Fontana di Piazza, es una de las joyas monumentales de Perugia y una de las más bellas de Italia. Elegante, plena de armonía y dueña de una rica decoración.
Sus dos platos poligonales están decorados con excelentes bajorrelieves: en el plato inferior aparecen símbolos y escenas de la tradición agraria y de la cultura feudal; los meses del año con los signos del zodíaco y las artes liberales y escenas de la Biblia y de la historia de Roma. En el plato superior conviven una serie de personajes bíblicos y mitológicos.
Fue proyectada entre 1275 y 1278 por los hermanos Nicolo y Giovanni Pisano, con quienes colaboraron Fray Bevignate da Cingoli para la parte arquitectónica y Boninsegna Veneziano para la parte hidraúlica.
La obra fue una celebración de la llegada del agua a la parte alta de la ciudad gracias al nuevo acueducto, que llevaba el agua desde el Monte Pacciano, en el centro de Perugia. Los dos platos de mármol poligonales y concéntricos están coronados por un recipiente de bronce que realizó el fundidor perugino Rosso Padellaio.
Construida con piedra del cercano Asis, la Fontana Magiore fue la primera fuente no construida in situ. Se construyó en el taller y después fue montada en la plaza pieza a pieza.
La Catedral de San Lorenzo. Entre los años 936 y 1060 se construyó en este lugar un edificio catedralicio del que queda hoy solamente el crucero de la catedral actual. Dedicada desde sus comienzos a San Lorenzo y Sant’Ercolano, el proyecto actual arrancó en 1300 con un diseño de Fra Bevignate que se inició en 1345 y se completó en 1490. El exterior decorado con rombos de mármol blanco y rosa procedente de Arezzo, de cuya catedral es evidente la influencia, no se llegó a completar. Aún se puede ver una sección de prueba en la fachada principal.
Curiosamente su fachada principal no mira a la plaza, en contra de lo que es habitual en cualquier catedral. El bello lateral en el que se extiende la Loggia di Braccio, que es una estructura del Renacimiento temprano atribuida a Fioravante Fioravanti de Bolonia y que formaba parte del Palazzo del Podestà que se perdió en un incendio en 1534, mira a la Plaza Mayor y al Corso Vanucci.
Delante de la escalinata hay una estatua del papa Julio III, obra de Vincenzo Danti de 1555. Es un agradecimiento de Perugia a este papa que restauró la magistratura local, suprimida por Pablo III.
En este muro inacabado hay un púlpito compuesto por fragmentos antiguos que forman un mosaico, especialmente venerado por que desde él predicó San Bernardino de Siena a mediados del siglo XV.
En su interior, una nave de Salón con dos pasillos laterales, destacan el sarcófago del obispo Giovanni Andrea Baglioni (fallecido en 1451), atribuido a Urbano da Cortona. La capilla del Anillo Sagrado, (reliquia del anillo de bodas de la Virgen), al parecer robada a la ciudad Toscana de Chiusi en 1473. La capilla tenía frescos de Pinturicchio y una pintura de Perugino, que están ahora en el museo de Caen (Francia).
La obra de arte más valorada de la Catedral es el Descendimiento que realizó Federico Barocci de 1567 y que sirvió de inspiración a Rubens para un magnífico tríptico, con el mismo tema, que se puede ver en la Catedral de Amberes.
Muy valorada es también la preciosa pintura de La Madonna delle Grazie, atribuida a Giannicola di Paolo, seguidora de Perugino (una de las pocas mujeres artistas reconocidas en esta época).
En el Museo de la Catedral hay una interesante muestra artística y documental entre la que destaca un exquisito retablo de Luca Signorelli.
El Palazzo Comunnale. Construido entre 1293 y 1443, es hoy sede del Ayuntamiento y símbolo de la vocación comunal de Perugia, es un brillante ejemplo de estos edificios públicos italianos, típicos de la edad comunal. Su acceso está en la Piazza IV Novembre, atravesando un portal del siglo XIII sobre el que "vuelan" dos esculturas: un grifo y un león, símbolos de la ciudad.
El palacio se extiende a lo largo del Corso Vannucci hasta la Via Boncampi. En su planta tercera alberga la Galleria nazionale dell’Umbria, orgullo de los peruginos, que tiene su acceso por el Corso Vanucci.
La arquitectura de este edificio es un bellísimo ejemplo de un gótico refinado y austero que despliega su belleza exterior desarrollando sobre el mármol travertino, un ritmo perfecto compuesto por sus ventanas tríforas y sus arquillos lombardos, coronados por las almenas que defendieron el poder de la ciudad.
Sobre la balconada que se abre entre la escalera de abanico (que desde 1902 sustituye a dos rampas), se leían los edictos municipales y de gobierno.
En su interior destacan la Sala dei Notari, que antes de 1582 era "La Sala del Popolo". Entre sus ocho arcos de medio punto viven varias pinturas que narran leyendas, máximas del honor de los pueblos e historias bíblicas.
La Sala del Consiglio comunale con una obra de Pinturicchio y la Sala de la Udienza del Collegio del Cambio, decorada con frescos realizados entre 1498 y 1500 por Pietro Vanucci "il Perugino", con ayuda del que era entonces su alumno Rafael de Sanzio.
La emblemática plaza del IV de Noviembre es un punto de encuentro para los estudiantes extranjeros que llenan las escaleras, sobre todo por las noches, convirtiéndola en una moderna Torre de Babel.
Desde esta maravilla de plaza se enfrenta el Corso Vannucci, nombre que homenajea a un hijo muy especial de la provincia de Perugia: Pietro Vanucci, un artista esencial en la historia de la pintura occidental.
Es la calle principal de la capital de la Umbria. Un paseo por el Corso es un disfrute entre la historia, el arte y lo más actual. En ella están las tiendas de las más prestigiosas marcas italianas y extranjeras, restaurantes, cafeterías y pastelerías para disfrutar de la Dolce Vita italiana. Y al final de la misma, como vimos, los jardines del poeta Carducci desde donde Perugia ofrece unas vistas de lujo.
Pero todavía guarda mucho más esta ciudad inolvidable.
Museos de Perugia
Hay una buena oferta museística en esta ciudad entre los cuales destacamos:
El Museo Arqueológico nacional de Umbria. Si tu interés pasa por la arqueología no te lo pierdas. Situado desde 1948 en uno de los claustros del antiguo convento de Santo Domingo. Articulado en dos secciones principales dedicadas a la Prehistoria y al periodo etrusco-romano, tan intenso en la zona. Entre lo más interesante: El «sarcófago dallo Sperandio», el «cipo de Perugia» y los «bronces arcaicos de Castel San Mariano». Y la reconstrucción en el lugar de la tumba de los Cai-Cutu (familia etrusca) de los siglos III–I a. C.
El Hipogeo de los Volumnios, es otro punto de interés arqueológico. Es una tumba hipogea etrusca de la segunda mitad del siglo II a. C., localizada en las afueras de Perugia. Situada en la necrópolis del Palazzone (siglos VI–V a. C.), un área arqueológica que presenta un gran número de tumbas subterráneas, por la que se ha creado un pequeño museo que recoge urnas y otros vestigios hallados en el lugar.
Galleria Nazionale dell’Umbria. Si tu interés es el arte no dejes de visitar este importante museo. Como hemos visto está situada en la tercera planta del Palazzo Comunnale, con entrada desde el Corso Vanucci. En ella está la mayor colección de obras, cuadros, esculturas, orfebrería y tejidos, de artistas desde el siglo XIII al XIX, ligados con Perugia, por nacimiento o por su presencia en trabajos hechos en la región de la Umbria.
Vinculada con el nacimiento de la Academia de dibujo, que alrededor de la segunda mitad del siglo XVI tenía su sede en el Convento degli Olivetani en Montemorcino. Al suprimir Napoléon la órdenes religiosas, prohibición que continuó el Reino de Italia, entre los siglos XVIII y XIX, (una especie de desamortización), todo el tesoro artístico reunido pasó a ser propiedad estatal y pasó a integrar (lo que no se dispersó por museos de todo el mundo) la colección de la Academia.
En 1878 la pinacoteca dejó la vieja sede de la Academia y fue transferida a la tercera planta del Palacio de los Priores. La colección se amplió con adquisiciones y donaciones y hoy se exhibe en este magnífico edificio, organizada por periodos históricos y articulada por escuelas.
Un lujoso paseo por la Historia del arte con unas tres mil obras expuestas a lo largo de cuarenta salas, entre las que se encuentran (sin colas ni aglomeraciones), tesoros del arte creados por maestros como: Nicola y Giovanni Pisano o Arnolfo di Cambio, Gentile da Fabriano, Fra Angélico, Piero della Francesca o Benedetto Bonfigli, Benozzo Gozzoli o Perugino y Pinturicchio, entre otros muchos.
Otras iglesias de Perugia
Paseando entre edificios medievales te encontrarás con valiosos templos históricos entre los que descatan:
La impresionante Basílica de Santo Domingo, el templo más grande de la Umbria que domina el caserío de la ciudad de Perugia. En el claustro del monasterio está el Museo Arqueológico de la Umbria.
Según Giorgio Vasari, lo diseñó Giovanni Pisano y la iglesia, con planta de salón, se consagró en 1459. A mediados de la década de 1610 se arruinó la iglesia y entre 1629 y 1632 Carlo Maderno la renovó, incluyendo dos alas a la nave central.
Guarda importantes tesoros artísticos como el altar del rosario de Agostino di Duccio y el coro de madera de finales del siglo XIV. De su iglesia procede el políptico de Perugia de Fra Angelico, que hoy está en la Galleria Nazionale dell’Umbria.
Basílica de San Pedro. Situada frente al precioso Giardino del Frontone del siglo XVIII. Su torre, coronada por un campanario poligonal, es otro icono de la imagen de Perugia. Levantada sobre la antigua catedral de la ciudad y con una historia turbulenta por sus implicaciones políticas, después de la unificación de Italia, los monjes benedictinos, expulsados tiempos atrás, pudieron permanecer en ella.
El monasterio abierto por una puerta del siglo XV, diseñada por Agostino di Duccio, conduce a una fachada de tres arcadas, obra del arquitecto perugino Valentino Martelli.
Su iglesia de planta basilical de tres naves, guarda en su interior una importante colección de arte, la segunda después de la que exhibe la Galería Nacional del Corso Vanucci.Entre las arcadas que sostienen viejas columnas de mármol gris (probablemente romanas), cuelgan lienzos que representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, fechadas 1591 y 1611. Obras hechas en Venecia por Antonio Vassilacchi (alumno de Paolo Veronese y Tintoretto). El rico artesonado de su nave central es obra de Benedetto di Giovanni da Montepulciano fechado en 1556.
Entre otras importantes firmas, se encuentran en esta iglesia: obras de Ventura Salimbeni, Eusebio da San Giorgio, Perugino, Girolamo Danti (sacristía, 1574), Mino da Fiesole, Guido Reni, Giorgio Vasari, Sebastiano dal Piombo, Caravaggio o Rafael.
Entre otras grandes pérdidas del tesoro artístico de esta iglesia se cuenta el Políptico San Pietro, obra de Perugino, que decoró su altar mayor y que ahora se divide en varias colecciones (su panel principal se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Lyon ).
Su campanario poligonal es obra de Berardo Rossellino, de 1463, con claras influencias del gótico florentino.
Chiesa di San Michele Arcangelo. Conocida como "il tempietto" se eleva en el homónimo Borgo Sant’Angelo. Su situación cercana a las antiguas murallas de Perugia, está anexa a la Puerta de Sant’Angelo, es probablemente el motivo de su advocación al Ángel Guerrero de la Biblia, como símbolo defensivo. Otra interpretación de su nombre la enlaza con los lugares de culto construidos en una línea llamada Línea de San Michelle, que conforman una serie de puntos a lo largo del mundo por donde pasa el último rayo de sol al atardecer en el solsticio de verano.
Sea como fuere, la presencia de este templo en Perugia se remonta al siglo V y existe la casi total seguridad de que se levantó sobre un edificio romano, un mithraeum, levantado a su vez sobre un templo etrusco.
Las excavaciones arqueológicas, en las que se hallaron urnas cinerarias de origen etrusco y piedras con incisiones, permiten hablar del uso de esta zona como una necrópolis. El aura que despliega este lugar al atardecer merece la pena una visita.
Su planta circular está estructurada en dos áreas concéntricas: el ambulatorio y el presbiterio. Éste, centrado por un altar de piedra abrasiva de época romana, sustenta sus arcos de medio punto sobre dieciséis columnas corintias (reutilizadas), que recuerdan a la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalem o a la Basílica de San Vitale de Rávena.
Tuvo cuatro capillas de las que sólo se conservan dos, que le dan a la planta forma de cruz griega. Bajo su suelo (sembrado de lápidas), descansan carpinteros, herreros, albañiles, alfareros y miembros de otros gremios artesanales.
El Oratorio de San Bernardino. Considerado el monumento renacentista más importante de Perugia. Esta joyita situada en la Piazza di San Francesco, fue construida por Agostino di Duccio en 1457, poco después de la canonización de San Bernardino de Siena, ocurrida en 1450.
Su fachada frontal se desarrolla en torno a un arco sobre el que se despliega un conjunto escultórico que narra los milagros de San Bernardino. Duccio utilizó aquí una técnica poco usual para la época: bajorrelieves policromados, para los que combinó terracota, piedra caliza y mármol de diferentes colores.
La mesa del Altar mayor es un sarcófago paleocristiano del siglo IV, que contiene los restos del beato franciscano Egidio.
La poeta española Alfonsa de la Torre ganó el Premio Nacional de Poesía de 1951 con una obra inspirada en este edificio titulada «Oratorio de San Bernardino»
Excursiones desde Perugia
Como decíamos al principio Perugia tiene una situación geográfica propicia para moverse descubriendo auténticos tesoros italianos. Muy a la mano de la bellísima Toscana y bien comunicada por carretera y por tren, tiene también un buen servicio de autobuses que la conectan con unos alrededores de lujo. Si has decidido alojarte en Perugia, te sugerimos algunas visitas que puedes hacer desde la capital de la Umbria.
- El Lago Trasimeno. A tan sólo cuarenta y ocho kilómetros de Perugia se encuentra la ciudad medieval Passignano sul Trasimeno, desde donde se puede tomar un barco que lleva a las islas que emergen de las aguas de este lago. Es un paraíso natural entre cañadas y nenúfares, poblado de patos salvajes, milanos y martines pescadores. Pasar un día descubriendo los preciosos pueblos que se miran en sus aguas, es toda una experiencia gastronómica en la que disfrutar de una cocina enraizada en su historia, además de adentrarse en una época llena de ecos etruscos, romanos y medievales, rodeados de una naturaleza idílica, .
- Asís. A unos veinte kilómetros de Perugia se encuentra este delicioso pueblo cuyo caserío por sí mismo merece una visita. Declarado Patrimonio de la Humanidad, es un lugar de peregrinación y de arte. Patria chica de San Francisco y de Santa Clara, predicadores de la Paz, mantiene entre sus calles una plácida sensación de tranquilidad, a pesar del turismo. Entre su rico patrimonio destaca la Basílica de San Francisco de Asís, donde descansa el santo. Además de su rica historia arquitectónica, la Basílica conserva un despliegue artístico impresionante.
Decorada con frescos salidos de genios como Cimabue, Giotto y su taller, Simone Martini y el sienés Pietro Lorenzetti, entre otros, ofrece un despliegue que es un auténtico tesoro artístico.
- Spoleto. Sólo treinta y siete kilómetros separan a Perugia de la ciudad de Spoleto. Una ciudad artística situada al suroeste de la Umbria con un patrimonio cultural tan rico como su historia, prueba de ello es su románica catedral. Entre los eventos artísticos que se celebran en Spoleto destaca «El Festival de los dos mundos», fundado por el compositor italo-estadounidense Gian Carlo Menotti. Con un programa de una duración de tres semanas, en el mes de julio, dividido en siete secciones: conciertos, ópera, danza, drama, artes visuales y cine, es un atractivo más para disfrutar de este bellísimo rincón italiano.
- Gubbio. A más de setenta kilómetros de Perugia, con acceso por carretas plenas de belleza, espera una ciudad inverosímil: Gubbio, la más antigua población de la Umbria. Construida en la pendiente del Monte Ingino y atravesada por el Camignano, Gubbio es una magnífica ciudad medieval rica de historia y monumentos que ha fascinado a ilustres viajantes y escritores Herman Hesse que dijo de ella: “Produce un efecto absolutamente sorprendente y tiene algo de inverosímil y perturbador”.
Cada quince de mayo se celebra una fiesta anclada en el tiempo: «La Fiesta de los «Ceri», una espectacular celebración que combina religión, amor propio y creatividad de la que surgen imágenes únicas e inolvidables.
- Arezzo. Saliendo ya la de la Umbria, nos adentramos en la Toscana, donde a tan sólo noventa y cinco kilómetros de Perugia se encuentra Arezzo. Un tesoro Toscano, del que hablamos aquí, en el que hay sobradas razones para visitarlo.
- Siena. A poco más de cien kilómetros de Perugia se encuentra Siena. Inevitable recomendar una visita a esta belleza Toscana. Aquí damos algunas pistas para recorrerla.
- Montalcino. Muy cerca de Siena, a poco más de cien kilómetros de Perugia, se encuentra nuestra, de momento, última sugerencia. Otro rincón medieval que conserva sus murallas y su esencia. Para recorrerla dejamos aquí algunas ideas.