Desde la antigüedad Sintra es conocida como “Monte da Lua” (Monte de la luna), por las celebraciones de cultos astrales de los que dan testimonio numeroso objetos arqueológicos. En busca del silencio y la soledad de los bosques de sus sierras, crecieron conventos y ermitas que añadieron a la zona un carácter singular, mezcla de espiritualidad y misterio. Sugerimos aquí unos cuantos lugares que ver en Sintra para entender ese título de Paisaje Cultural de la Humanidad.
Bendecida por un clima especialmente dulce: veranos frescos e inviernos suaves y soleados, Sintra fue elegida como lugar de esparcimiento y relax por reyes y nobles desde el lejano medioevo levantando en ella castillos, palacios, villas y fincas rodeadas de jardines y parques. En ellos se mezclaron floras mediterráneas y atlánticas creando ambientes verdaderamente únicos. En uno de esos entornos en el centro de la ciudad, pero alejado del bullicio turístico, se encuentra el Chalet Saudade, que os recomendamos como posible alojamiento.
Hoy Sintra, situada entre Lisboa y la Costa Atlántica, ocupa un lugar en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad en la categoría de “Paisaje Cultural”. La sabia mezcla de elementos culturales que emergen con aparente espontaneidad en medio de una naturaleza excepcional, justifican de sobra ese título.
Muchos artistas fueron seducidos por su magia trasnformándola en arte; escrita, pintada, cantada y recordada por Byron, Christian Andersen, Richard Strauss y William Burnett, entre otros.
Monumentos más importantes que ver en Sintra
El Palacio Nacional en el centro histórico de Sintra
Dentro del casco antiguo se encuentra la conocida como Vila Velha (Villa Vieja), situada en la falda de la sierra, en la zona de mayor declive.
La zona está dominada por el Palacio Nacional, levantado por Joao I y Manuel I durante los siglos XV y XVI sobre una primitiva construcción árabe. El palacio es el reflejo de los periodos más significativos de la historia de Portugal.
Su interior es un disfrute por sus colecciones de muebles, pinturas, frescos, tapices, los alfarjes de sus techos y un recorrido completísimo por la historia del azulejo portugués, destacando su colección de azulejos mudéjares. En sus cocinas hay dos grandes chimenéas cónicas cuyos volúmenes exteriores son un icono de Sintra.
Por aquí pasaron las figuras más destacadas de las Artes y Letras nacionales: Luís de Camões, Gil Vicente, João de Barros, Luisa Sigea, etc.
Quinta de la Regaleira. Un imprescindible que ver en Sintra
Un espectáculo, un juego, una delicatessen. Según Lord Byron, el lugar más encantador de Europa. Un disfrute imprescindible de Sintra.
Carvalho Monteiro soñó y levantó esta excéntrica belleza situada a unos diez minutos andando desde el centro de Sintra. Luigi Manini arquitecto y escenógrafo italiano, fue el responsable de su construcción entre los años 1904 y 1910.
Diversos neos configuran su aspecto predominando el gótico y el manuelino, que sirven para representar una abundancia de figuras de animales o antropomórficas, y símbolos esotéricos relacionados con la alquimia y la masonería. En la fachada del palacio una abundante presencia de gárgolas, pináculos y capiteles abrigan una torre octogonal que se eleva hacia el cielo.
Una mezcla de lo sobrenatural y lo divino se palpa desde el comienzo de la visita junto al Patamar dos Deuses. Camino cercado por estatuas de seres divinos que lleva a los jardines donde pequeños lagos, fuentes, torres y grutas cargadas de elementos simbólicos, sorprenden a cada paso envueltos por la vegetación autóctona entre la que crecen plantas traidas de todas partes del mundo.
En uno de los senderos hay dos pozos; el imperfecto y el iniciático. Se ha de descender por el imperfecto en busca del camino de la perfección, para llegar a través de una serie de grutas al inciático. Compuesto éste por nueve rellanos circulares que hacen referencia a La Divina Comedia de Dante (los nueve círculos: del infierno, del paraíso y del purgatorio). Por ellos se asciende desde el centro de la tierra considerado el útero materno en este rito de iniciación. En el fondo la Cruz de los Templarios aparece gravada en mármol rosa sobre una rosa de los vientos, que era el emblema heráldico de Monteiro.
Para ver las grutas es recomendable llevar una linterna, pues algunas están a oscuras, pero perderse en ellas es un divertimento que lleva a la sorpresa contínua.
Unos de sus tesoros es la Capilla de la Santísima Trinidad. Desde su fachada, donde están representados Santa Teresa de Avila y San Antonio, a la rica y simbólica ornamentación del interior hay una romántica lectura de mensajes cristianos.
La interesante y especialísima biblioteca de Monteiro acabó después de un complicado periplo en la Biblioteca del Congreso de Washington, donde se encuentra actualmente.
La Quinta la adquirió en 1997 la Cámara Municipal que la restauró para abrirla al público como centro de actividades culturales.
Cuenta también con un restaurante que os recomendamos vivamente. No es barato, pero merece la pena y os llevaréis otra sensación más de este lugar mágico: los sabores de la quinta, pues muchos de los productos, son cultivados allí.
El Palacio da Pena conocido como el castillo del Santo Grial
Otro imprescindible de Sintra es este palacio de ensueño construido por Fernando de Sajonia Coburgo-Gotha, rey consorte de Portugal, por su matrimonio con Dª María II. Levantado sobre las ruinas de un antiguo convento de la orden de San Jerónimo, derrumbado por el famoso terremoto de 1755, y del que sólo perduraron la capilla y los claustros que el rey integró en el proyecto. Construcción de estilo romántico en la que se unen los estilos predilectos de sus constructores bajo la mirada de los neos; gótico, manuelino, islámico, que le sirven para hablar a través del ornamento de la relación de este rey con los movimientos de la cultura romántica del siglo XIX: Masones, Templarios y Rosa Cruces. Richard Strauss lo rebautizó como el Castillo del Santo Grial.
La pareja real se enamoró de aquel lugar y en 1836 este rey culto, amante de las artes y la naturaleza, le regaló a su esposa un palacio de ensueño inspirado en los lejanos palacios de Baviera. Para construirlo contrató al arquitecto alemán Wilhelm Ludwig von Eschwege. Del proyecto surgieron el palacio y el parque de 85 hectáreas que lo rodea, creado a base de una sorprendente flora que huele a Trópico, Mediterráneo y Atlántico entre lagos, estanques, miradores y palacetes. Desde el mes de mayo hasta finales de septiembre, se puede recorrer en carruajes o a caballo. Una excursión realmente excepcional.
Si sus muros y su interior son extraordinarios por la variada creatividad de su ornamento, por la exhibición de un muestrario de azulejería que es santo y seña de Portugal, por la presencia de figuras mitológicas, por sus embaucadoras galerías de arcos y por sus llamativos colores, que le dieron forma a un verdadero palacio de cuento de hadas; el exterior es impactante. Desde múltiples rincones se dominan vistas que van del Atlántico a Lisboa, de la ciudad de Sintra a los bosques de las sierras, que envuelven sus muros de suaves neblinas con aromas de salitre y bosque.
La reina María falleció en 1853 y en 1869 el rey se casó con Elise Hensler, una cultísima cantante de ópera a la que Fernando concedió el título de condesa de Edla. Elise heredó el palacio al morir el rey en 1885. Entre el exuberante parque se encuentra el Chale da Condessa, una residencia que su enamorado rey había construido para ella. Dos historias de amor vividas por su creador en estos parajes inolvidables.
Las posesiones que adquirió el rey para construir el palacio, incluían las ruinas del Castello do Mouros, de cuya restauración también se ocupó.
Castello do Mouros
El Castillo de los Moros es una fortificación construida sobre bloques de granito de la sierra alrededor del siglo X, tras la conquista musulmana de la Península Ibérica. Posteriores intervenciones cristianas se vinieron abajo a causa del terremoto de 1755 y fue restaurado al gusto romántico por el rey Fernando II. El proyecto À Conquista do Castelo abarcó las últimas obras de rehabilitación que le han dado el aspecto actual.
Desde sus caminos de ronda la vista se pierde en el Atlántico entre los palacios da Pena y el Nacional de Sintra.
Otros palacios que ver en Sintra, y un broche conocido como «La nariz de Europa»
El Palacio de Monserrate construido por el arquitecto James Knowles en el año 1858, por deseo de Francis Cook, vizconde de Monserrate. Es uno de los más interesantes ejemplos de romanticismo de Sintra. Entre sus célebres visitantes se cuenta el poeta Lord Byron que describió su belleza en Las peregrinaciones de Childe Harold. En sus alrededores se encuentra el Parque de Monserrate, 33 hectáreas de jardines exóticos y árboles centenarios, cascadas, ruinas románticas, estanques, etc., que no dejan a nadie indiferente.
El Cabo da Roca, conocido como la nariz de Europa, se encuentra situado en el punto más occidental del continente. Desde sus alrededores se disfruta de unas excelentes vistas del océano y de todo su territorio. Luis de Camoes lo definió como el lugar “donde la tierra acaba y el mar comienza” (Aqui, onde a terra se acaba e o mar começa).
Y cómo no, el Versalles portugués, el Palacio Nacional de Queluz, de influencias francesas e italianas, simbiosis artística de barroco, neoclásico y rococó, que tiene suficienes rasgos lusos como para distinguirse de las influencias extranjeras.
Residencia principal de los miembros de la familia Braganza, comenzó su declive después de la ocupación francesa en 1807, cediendo protagonismo a los extraordinarios palacios que hemos recorrido en Sintra
Algunas pistas gastronómicas
Sintra ofrece una rica variedad de platos de pescado y carne. Sus carnes a la piedra y sus arroces son un espectáculo, pero la especialidad más famosa de la región son los dulces, como los travesseiros y las quesadillas, famosas en Portugal, y los excelentes vinos del precioso y cercano pueblo de Colares
Esta es una zona para dedicarle mucho más de un día que es lo que habitualmente se le dedica al ser, en la mayoría de los casos, una extensión desde Lisboa. Por eso, hace poco incluimos Sintra en nuestras diez escapadas por Europa perfectas para el verano. Viajar para conocer y saborear es siempre nuestra recomendación, que entre Lisboa y Sintra debería convertirse en una especie de mantra. Aunque si dejamos algo por ver o sentir, será una buena excusa para volver.