Frente al Golfo de Nápoles espera llena de historias y ecos ancestrales Capri, la isla en la que según Homero se esconden las sirenas. En Capri el emperador romano Augusto se construyó una villa de recreo en la que se refugiaba del bullicio de Roma. Su hijo y sucesor Tiberio trasladó la corte a la isla y se construyó otras diez villas a cual más lujosas. Después de ellos Capri fue víctima de piratas y luchas políticas, para volver a convertirse en objetivo de descanso a partir del siglo XIX, cuando se redescubrió su famosa Gruta Azul. A pesar de su reducido tamaño hay muchas cosas que ver en Capri, la isla de las sirenas.
Convertida en un reclamo turístico de altísimo nivel desde mediados el siglo XX, hoy está literalmente invadida por el turismo de masas. Desde la Costa Amalfitana o desde Nápoles los turistas la visitan unas horas y se marchan con el crepúsculo. Justo cuando aparecen los duendes y la luna “Sale de las Faraglioni y poco a poco se va transformando de amarillo en naranja pálido, hasta llegar a un blanco blanquísimo; hay que verlo para creerlo”.
Merece la pena dormir un par de noches en Capri, y así transitar sin prisas por lugares especiales, para que a la vuelta a casa tengamos en el rabillo del ojo de la memoria mucho más que fotos de paisajes, villas impresionantes, atardeceres imposibles y callejuelas verdaderamente únicas.
Las Villas más famosas que ver en Capri
Escondidas entre los acantilados y la vegetación, numerosas villas llevan mucho tiempo dando cobijo a políticos, artistas, personajes extravagantes, exiliados y millonarios.
En Capri han vivido Maximo Gorki, Lennin, Graham Green, Truman Capote, Gore Vidal, Tennessee Williams, Marguerite Yourcenar, Curzio Malaparte, Rainer María Rilke, Oscar Wilde, y muchos más, como Debussy, o Bizet que compuso en Villa Il Fortín las mejores arias de Carmen.
En la Casetta di Arturo pasó unos meses Pablo Neruda. Allí se casó, la luna ejerció de sacerdote y lo casó con Matilde Urrutia en una celebración solitaria, mística y romántica a más no poder. ¡Cosas de poetas!
Muchos famosos del cine y el espectáculo como Sofía Loren tienen villas fastuosas entre las rocas de Capri.
Nos acercamos hoy a algunas de las más famosas:
Villa San Michele
Me dicen y me sorprende, que hay gente que nunca ha visto un duende. No se puede menos que sentirlo por ellos. Estoy seguro de que deben tener algún defecto en la vista.
Axel Munthe La historia de San Michele.
El autor de esta mítica novela en la que narra la historia de la Villa de San Michele, era un médico sueco, defensor de los animales, lo que era en sus tiempos una excentricidad. Se exilió en Capri y se construyó una villa en las tierras donde tuvo una de sus famosas casas el emperador romano Tiberio.
Mi casa estará abierta al sol, al viento y a las voces del mar, como un templo griego, y luz, luz, luz por todas partes
Y aquel seductor fascinante dejó una espléndida villa con sabor a Antigüedad, llena de recuerdos de arte antiguo y de multitud de anécdotas vividas en ella por los más distintos e increíbles personajes.
Diseñada por él mismo, los espacios abiertos (loggias, pérgolas, y terrazas) son más importantes que las estancias cerradas, decía Munthe que «el alma necesita más espacio que el cuerpo».
Merece la pena recorrerla sin prisa en busca de algún duende de los que convivieron con Munthe. Artistas, escritores, aristócratas, miembros de la realeza y algunos aprovechados, fueron recibidos en San Michel.
Villa San Michele está nada más traspasar la Porta della Diferenza, el símbolo de la enemistad entre Capri y Anacapri (el otro municipio isleño) conectado ahora por una carretera, pero que hasta 1877 tenía como único acceso al puerto la llamada Escalera Fenicia, con nada más que 777 peldaños.
Villa Jovis
Para rememorar las fiestas de Tiberio hay que visitar la Villa Jovis, aunque sólo podamos ver sus dignísimas ruinas. Son más que suficientes para imaginar aquella extraordinaria construcción.
En esta histórica villa cuentan que Tiberio se entregaba con desenfreno a sus famosas orgías y depravadas fiestas.
Al final de la avenida que conduce a la villa se encuentra el famoso “Salto di Tiberio”, un precipicio situado a casi trescientos metros del mar. Desde aquí lanzaba el emperador a quienes él considerara merecedores de una muerte tan espectacular. Pero esto son chismes de Suetonio, o eso decía Munthe, admirador del viejo Tiberio.
Villa Lysis
Esta es otra villa rodeada desde su construcción por escabrosos escándalos. Situada en Via lo Capo fue construida por el poeta francés Jacques d’Adelswärd-Fersen en 1905. En ella se refugió al ser exiliado de Francia por escándalos sexuales con jovencitos escolares.
Su nombre hace referencia al diálogo socrático “Lisis” sobre la amistad y el amor homosexual. Roger Peyrefitte la describe, cuando en ella vivía Farsen, como el símbolo vivo de la Capri: subversiva, refinada, sutilmente negativa y pagana.
La villa, frecuentada por lo más granado de la intelectualidad del siglo XX, tenía mala fama entre los habitantes populares de la isla. Cuentan que en Villa Lysis hasta los criados servían borrachos.
Hoy después de muchos avatares y quedar casi en ruinas, es propiedad del gobierno italiano que tras una controvertida restauración la abrió a las visitas.
Villa Malaparte
La Casa Malaparte es una extraordinaria obra arquitectónica de 1937, cuyo diseño y construcción están relacionados con dos nombres, el del arquitecto racionalista italiano Adalberto Libera y el de su dueño, el escritor Curzio Malaparte que fue realmente quien la construyó por desavenencias con el arquitecto.
Situada en uno de los más bellos parajes del mundo, en un costado de un acantilado sobre el Mediterráneo, al este de Capri, ha sido escenario de cine y es ahora un lugar de estudio para los arquitectos y aficionados del mundo entero, gestionada por la Fundación Malaparte.
Hoteles en Capri
Capri tiene una merecida fama de ser muy cara, pero si la comparamos con la vecina Costa Amalfitana veremos que no es verdad. Hay hoteles muy asequibles que tienen precios similares a cualquier sitio de costa, y de verdad merece la pena pasar un par de días en esta isla espectacular.
El histórico Hotel Quisisana (Donde se sana), era el hotel de la aristocracia, de cuyo comedor fue expulsado Oscar Wilde por presiones de los burgueses clientes que no querían mezclarse con un homosexual. Sigue siendo hoy uno de los más lujosos hoteles de la isla en el que es difícil encontrar una habitación libre, aun con meses de antelación, pero si el precio no es problema este hotel es un clásico.
Un espectáculo de precio medio muy recomendable es el Agriturismo del Sole.
El B&B Villa Cristina es una excelente opción y a un precio magnífico.
Y en el puerto deportivo de Marina Grande un tres estrellas estupendo y asequible. El Hotel Palatium Mari.
Otros lugares imprescindibles que ver en Capri
La Piazzeta de Capri y su casco antiguo
Desde Marina Grande, el mayor puerto de la isla, se accede a la ciudad a través del funicular, autobuses, taxis, o caminando. Es un puerto bullicioso, lleno de cafeterías, tiendas de recuerdos y a última hora del día, de famosos. Desde allí todo se dirige a la Piazzeta.
Este es un lugar imprescindible e inevitable de ver en Capri. La Piazza Umberto I, conocida como Piazzetta, es una pequeña, encantadora y bulliciosa plaza en la que además de la blanca iglesia de San Stefano, se encuentran exclusivas cafeterías, restaurantes y tiendas de lujo como La Parisienne donde Jacky Kennedy Onassis compraba sus pantalones blancos que puso de moda entre la jet set.
El bullicio lo forman turistas con indumentaria variopinta, y los glamurosos residentes que calzan sandalias de pedrería y visten túnicas étnicas. Un capuchino o un Martini en cualquiera de sus cafés mientras se contempla el mosaico humano que desfila por su suelo de piedra volcánica, es un clásico en esta visita. Vienen y van paseando por un casco antiguo peatonal y encantador en el que se encuentran las tiendas más glamurosas y caras del panorama actual. Todas las marcas del lujo están en Capri.
Y las famosas «made in Capri» como Canfora, donde María Callas o Grace Kelly se hacían a medida las famosas sandalias «Capri» adornadas con piedras o corales.
O la Carthusia-Profumi di Capri donde se elaboran los perfumes más exclusivos del mundo, fabricados únicamente con aromas naturales de la isla, por lo que son inimitables.
Marina Piccola
Se encuentra a los pies del monte Solaro, donde están los Jardines de Augusto con unas vistas impresionantes, y se puede acceder a ella a través de la Vía Krupp, construida por Friedrich Alfred Krupp, un magnate del acero enamorado de Capri. La Via es un paseo peatonal en zigzag que une Marina Piccola con el interior. Una auténtica belleza.
Krupp también se encargó en Marina Piccola de una cueva para celebrar reuniones sociales que se convertían en festivas orgías. Pero mucho antes que él ya la «disfrutaban» los romanos. Y justo aquí hay quien localiza el llamado «Escollo de las Sirenas» el lugar donde se ocultaban las sirenas que intentaron seducir a Ulises cuando pasó por estas costas en su viaje a Ítaca.
Para los amantes de los libros en Vía Le Botteghe 12, de Marina Piccola está La Conchinglia, es una librería llena de tesoros. Está repleta de joyas. Hay aquí centenares de libros sobre la isla, desde Homero hasta Marguerite Yourcenar. Tiene también una interesante colección de pintura de postales antiguas de la isla y de pinturas del siglo XIX y XX, todas sobre Capri.
Las Faraglioni, los colosos del mar
Al mirar el horizonte desde muchos puntos de la isla nos encontramos con la presencia de tres colosos de piedra que emergen de las profundidades. Son tres picos rocosos de más de cien metros de altura que le deben sus formas a la erosión del viento y el mar. Son las Faraglioni y no hay una visita a Capri que se precie sin un paseo en barca entre ellas y alrededor de la isla.
Y para disfrutar de unas vistas excelentes de estas esculturas del viento, nada como comprobar el eslogan de La Fontelina, el restaurante de la gente guapa: “Desde 1949 pan, mar y amor enfrente de las Faraglioni”. No sólo las vistas, la cocina es también un espectáculo.
La Gruta Azul
Irse de Capri sin conocer la famosa Gruta Azul es como irse de Egipto sin visitar las Pirámides. ¿Es otro escondite de las sirenas?
Dentro de la cueva hay una plataforma natural, con una escala de atraque que ya acondicionaron los romanos y que sirve para poder desembarcar y contemplar el azul intenso de las aguas de la gruta desde tierra firme. En el exterior, justo sobre la Gruta sobreviven los restos de la Villetta de Gradola o Gradelle, una pequeña villa de época romana.
Rincones de Anacapri
Capri es una isla para pasearla, para perderse por las calles más famosas y también en sus barrios más sencillos de Anacapri, donde el glamour deja paso a belleza de la sencillez: Le Boffe, La Porta, Le Stalle y La Pietra. Encontrarse sin pretenderlo con el Faro de Punta Carena, o con el Arco Natural, y dejarse enamorar por los senderos de los Fortines y del Passetiello, o ver las mejores postales desde el Belvedere Cannone, a un paseo de la Piazzeta. Conocido también como la Plazoleta de los pintores, lo que da una idea de la belleza de sus vistas.
En Anacapri hay dos iglesias, la de San Michel, un monumental templo de cruz griega de lenguaje barroco final, que es un muestrario feliz de la técnica de la mayólica, y la de Santa Sofía que arranca la historia de su construcción en 1590 y es sede del patrono de Anacapri, San Antonio.
Hay otra visita más que interesante es la Cartuja de San Giacomo (Certosa en italiano), edificada en el siglo XIV, que conserva aún el claustro aunque fue restaurada en el siglo XVI después de un incendio. Su situación en un promontorio y al borde del mar es de una belleza sobrecogedora. En su refectorio hay un pequeño e interesante museo dedicado a Karl Wilhelm Diefenbach, pintor y reformista social considerado el pionero del nudismo.
Además están la Casa Rossa, hoy un centro cultural utilizada antaño, según cuentan, como una especie de «convento-prisión» para casadas cuando los maridos se marchaban a trabajar al Arsenal de Nápoles. Y el Castello Barbarroja, del siglo XVI, un testimonio de las «visitas» del famoso pirata, o el Palazzo Cerio, con una interesante exposición de restos paleontológicos y arqueológicos.
Algunas recomendaciones gastronómicas
Si los limones de Capri están presentes en la gastronomía de la isla, como lo están en toda la Costa Amalfitana, sus tomates cambiarán la idea del sabor que conoces. Además de la famosa ensalada caprese hay que probarlos en todas sus formas. Las salsas de tomate ya nunca te sabrán igual.
Y otra de las especialidades de la isla son sus quesos. Se producen aquí excelentes Mozzarellas y Caciocavallo Silano, presentes en muchas recetas locales. Y al igual que las botellas de limoncello, estas especialidades de queso acaban saliendo de la isla en las maletas de muchos viajeros.
Los frutos del mar y la huerta, lo mejor de la gastronomía de Capri.
- En E’Divino además de una cocina excelente, soprende que el comedor puede estar en la cocina, en el dormitorio, en el jardín…a elegir. Está en el centro en Via Sella Orta, 10.
- En Al Grottino sirven comida casera de verdad, todos los productos son de la isla. El pescado allí es un espectáculo. Tiene una merecida fama de ser el mejor restaurante de Capri. Está en Via Longano, 27.
- La Pizzeria Aumm Aumm en Anacapri en la Via Rio Caprile, no es una trattoria pensada para el turismo. Frecuentada por los locales, ofrece una pizza espectacular, buena cocina y precios estupendos.
- Restaurante Da Gemma en la Via Cristoforo Colombo 7, aquí sirven los más famosos espaguetis de la isla. Es un consejo de amigos, no se te la pierdas.
- En el Viale Giacomo Matteotti, la estrecha calle que conduce a los Jardines de Augusto está el Ristorante Il Geranio, gastronomía italiana del Mediterráneo, amabilidad en el servicio, buenos precios y unas vistas impagables hacia el Tirreno con las famosas Faragloni emergiendo del agua.