Nos adentramos hoy en el mundo verde y refrescante de unos oasis muy especiales: los parques de las ciudades. Para este paseo hemos seleccionado diez parques españoles. No ha sido fácil, seguiremos con el tema en otra ocasión porque nos quedan muchos rincones verdes por visitar.
Estos pulmones verdes son el contrapunto a la vida estresante de la mayoría de las ciudades. El estilo de vida urbano, cada vez más en auge -según la ONU en 2050 el 68% de la población mundial será urbana- lleva consigo el añadido de la contaminación del aire que respiramos, esa otra contaminación visual que cambia los colores de la naturaleza por los del cemento y el metal y la contaminación sonora que nos impide escuchar los sonidos de los pájaros, del agua o del viento entre los árboles.
Conscientes de nuestra necesidad de acercarnos a lo natural, en las ciudades hemos construido, desde la Antigüedad, jardines y parques que facilitan el tiempo de ocio y que son una ventana a la cultura, pues algunos son historia viva de los pueblos que los crearon.
Sin más preámbulos os dejamos esta lista, sin un orden concreto, de los diez mejores parques de España.
1. Antiguo Cauce del Río Turia, Valencia
Este es uno de los mejores parques de España. Con ciento diez hectáreas de zonas verdes, la ciudad de Valencia convirtió el lecho del Turia en un enorme atractivo para sus ciudadanos y para los visitantes, un paseo verde que atraviesa la población y desemboca en el puerto valenciano.
Vistas espectaculares, zonas destinadas a los más pequeños como el Parque de Gulliver o el Bioparc -para los amantes de los animales-, un refugio para el descanso, la práctica de algún deporte, la fotografía, la lectura, etc. En definitiva, un parque refrescante para el cuerpo y el espíritu.
2. Parque del Retiro, Madrid
El Parque del Retiro de Madrid, protegido como Bien de Interés Cultural, es una visita más que recomendable en la urbe madrileña. La capital de España tiene ochenta y nueve parques, pero es este céntrico e histórico jardín el más bello y posiblemente el más romántico de todos.
Entre la frondosa exuberancia de los más de quince mil árboles que pueblan sus ciento veinticinco hectáreas de rincones llenos de magia, arte (obras de Mariano Benlliure, Josep Clarà, Mateo Inurria o Ricardo Bellver, entre otros), arquitectura e historia, encontrarás el Estanque Grande; lugar de celebraciones de competiciones de remo y piragüismo y de uso popular como embarcadero de recreo, o el Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal, utilizados como salas expositivas del Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía, entre otros muchos atractivos culturales y de ocio.
3. Parque de Maria Luisa, Sevilla
Los que fueron exóticos jardines del Palacio de San Telmo, (hoy sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía), son ahora un pulmón refrescante y romántico en el centro de la ciudad de Sevilla. Declarado Bien de Interés Cultural, sus treinta y cuatro hectáreas son un regalo para los sentidos.
Entre la exuberante vegetación del Parque de María Luisa habitan patos, cisnes, orgullosos y coloridos pavos reales, peces y una variadísima fauna avícola, que regala conciertos muy relajantes.
Tras el alegre ir y venir de los coches de caballos que recorren sus avenidas se esconden rincones como el Estanque de los patos, con su romántico cenador, el Monte Gurugú, o un buen número de fuentes y estanques de sabor árabe que recuerdan los estanques de los jardines de La Alhambra.
En su famosa Plaza de España, donde se encuentra el Museo Histórico Militar, habitaron personajes de películas como Lawrence de Arabia o Star Wars y en la zona sur del parque, en los que fueron pabellones de la Exposición Iberoamericana de 1929, situados en la Plaza de América -popularmente conocida como la Plaza de las palomas- esperan dos interesantes museos: el Museo de Artes y Costumbres Populares y el Museo Arqueológico.
4. Parque de la Magdalena, Santander
La Península de la Magdalena, uno de los principales atractivos de Santander, es un espacio verde que contiene un Palacio Real, playas, un parque marino y un muelle, «el de las Carabelas», en el que encontrarse con embarcaciones piratas.
Es además un parque que tiene el privilegio de unas vistas impagables: el Cantábrico, la bahía de Santander y su puerto; un jardín junto al mar, un auténtico lujo.
Un tren turístico, que recorre durante veinte minutos este bellísimo parque, salpica el recorrido con anécdotas e historias de su historia.
5. Parque do Monte de San Pedro, A Coruña
El Parque Municipal del Monte de San Pedro de A Coruña es un precioso refugio verde de casi ocho hectáreas construido sobre un antiguo asentamiento militar.
Las vistas sobre la ciudad y sobre una amplia franja de costa que abarca desde el cabo San Adrián y las Islas Sisargas o los cabos Prior y Prioriño son un auténtico espectáculo.
A los atractivos, ciertamente singulares, de este parque, como las garitas, los refugios subterráneos o los barracones para la tropa y las espectaculares baterías de costa, hay que sumar un laberinto inglés realizado con plantas italianas, un estanque con patos, una sala expositiva de piezas militares y varias zonas de juegos infantiles.
Para salvar los desniveles y disfrutar de las magníficas vistas en 2007 se instaló un elevador acristalado que es una gozada, y en lo más alto espera la cúpula de un observatorio utilizado como mirador y una cafetería para recuperar fuerzas.
Un lujo este entretenido parque de la capital gallega que no te puedes perder en tu visita a la ciudad.
6. Parque de Mataleñas, Santander
Y seguimos con vistas al mar, porque el Parque de Mataleñas tiene acceso directo a la playa que le da nombre: la Playa de las Mataleñas, una cala al abrigo de altos acantilados cuyos verdes caminos hasta llegar a su arena blanca se grabarán en tu memoria.
Cerquísima del Faro de Cabo Mayor, que no puedes dejar de visitar, este parque es una belleza de veinte hectáreas, poco conocido por los visitantes de Santander.
Repleto de vida animal y vegetal, encontrarás en él un campo de golf, circuitos para correr, un merendero o un pequeño zoo. Un auténtico respiro lleno de belleza, un refugio de paz para el descanso del espíritu.
7. Parque del Rinconín, Gijón
La situación de este oasis verde sobre el borde de la playa del Riconín, a la que debe su nombre, y por tanto abierto al Cantábrico, ofrece unas magníficas vistas de la ciudad de Gijón al filo de los acantilados.
Entre sus arboledas encontrarás esculturas como la “Madre del Emigrante” y “Solidaridad”, un carril bici para disfrutar de sus idílicas vistas y zonas de juegos para niños. Además en este precioso parque se admiten perros, con lo cual no tendrás que dejar tu mascota en casa.
8. Parque del Guadiana, Badajoz
Este parque es todo un pulmón verde que ayuda a refrescar las calurosas noches del verano de la ciudad de Badajoz. En su veintitrés hectáreas encontrarás pistas deportivas para practicar futbol, atletismo o patinaje. Y, para los más tranquilos, extensas praderas verdes y un embarcadero, kioscos, cafeterías y zonas infantiles.
Situado en la margen derecha del Guadiana y muy cerca del Hornabeque del Puente de las Palmas (un histórico elemento defensivo de la fortificación de la ciudad), ofrece imágenes inolvidables, como el reflejo de las luces del puente en las plácidas aguas del río al caer la noche.
9. Alameda del Parral, Segovia
Esta es la joya oculta del ranking. Si vas a Segovia volverás con imágenes imprescindibles del Alcázar, el Acueducto o la Catedral, pero si no te paseas por la Alameda del Parral, te seguirá faltando un imprescindible.
La belleza de este parque nos permite recomendártelo a sabiendas de que te enganchará. Es una joya del cinturón verde de Segovia, atractivo en cualquier época del año. Sus caminos transitan a lo largo del cauce del río Eresma entre las sombras de hermosos álamos que conducen hasta el Monasterio de Santa María del Parral y la Real Casa de Moneda.
Desde sus caminos disfrutarás de espectaculares vistas de la muralla y del Alcázar. ¡Llévate la cámara, querrás conservar estas imágenes!.
10. Parque de Juan Carlos I, Madrid
Las ciento sesenta hectáreas de este parque se encuentran en la zona de la Feria de Madrid. Construido sobre los terrenos de un antiguo olivar del que conserva un importante testimonio, ofrece además un lago, un auditorio al aire libre con capacidad para nueve mil quinientas personas y una colección de esculturas abstractas de artistas internacionales que ha generado un paseo conocido como «La Senda de las esculturas».
Además de paseos relajantes en un entorno que cura el estrés de una ciudad como Madrid, este enorme parque ofrece espacios para diversas actividades deportivas: una pista de patinaje, zonas de pesca y piragüismo, carril bici y un servicio de bicicletas, ¡gratis!
No es el único servicio gratuito: cada media hora hay un tren que hace un recorrido por el parque. Y los fines de semana se organizan talleres para los más pequeños.