Seguro que muchos de nosotros nos hemos planteado en algún momento visitar algún lugar que merezca la pena y que no suponga un largo desplazamiento. Dentro de esa descripción seguro que se ha tanteado la opción de Portugal y lo cierto es que el boom turístico por el país luso sigue en aumento. Muchas ciudades han modificado de forma radical su imagen gracias a este cambio, aunque algunas regiones se mantienen como reclamo para visitantes desde hace muchos años atrás.
Lisboa es uno de los mejores ejemplos de ciudades que dan para dedicarle varios días. Miradores, jardines, museos, gastronomía y mucho más. La capital lo tiene casi todo y por si fuera poco está rodeada de un aura de localidades con mucho encanto. Sintra es una de esas joyas, considerada Patrimonio de la Humanidad como “Paisaje Cultural”, y que cuenta con el Palacio Real o la Quinta de la Regaleria.
Y si mencionamos a estas dos, no podemos olvidarnos de Estoril. Elegancia y fama se unen para albergar la playa de Tamariz, las cuevas artificiales de Alapraia o el Casino Estoril, el más grande de la península ibérica. En sintonía con esta por similitud y cercanía se encuentra Cascais, una ciudad del área lisboeta y que se encuentra en el extremo occidental de la linea costera del país. El destino preferido de todo el territorio y vamos a conocer por qué.
Ciudad de reyes y pescadores
Desde hace bastantes siglos, Cascais ha sido una región clave por su situación geográfica, por la belleza de sus paisajes y por sus características naturales. El estar situada al extremo hizo que fuera importante a nivel militar y por ello que a día de hoy conserve tantos restos arqueológicos de otras civilizaciones pasadas. Su población de dedicó tradicionalmente a la agricultura, la ganadería, la minería y la pesca.
Esta última era la que cobraba más importancia y por la que era conocida a nivel nacional, pero pronto tomaría otros carices. El rey Luis I la eligió como lugar idóneo para que la familia real descansara en sus vacaciones y eso motivó a otros monarcas y aristócratas destacados a visitar el municipio. Tan impregnados quedaron del lugar que la construcción de villas de lujo, casonas, cortijos y jardines que las rodeaban fue lo habitual en los años siguientes.
Todo ello supuso un valor extraordinario para el patrimonio de la ciudad, del cual pudieron empezar a disfrutar los turistas bien entrado el siglo XX, cuando el ferrocarril se instauró como principal linea de comunicación en Portugal. A día de hoy tiene lugares maravillosos en los que culturizarse, al mismo tiempo que es un destino ideal para disfrutar de sus playas refinadas, exóticas y bañadas por las frías aguas del Océano Atlántico. Y es por eso que da cabida a toda clase de turistas.
Gran variedad de edificios históricos
Toda la amplia gama de edificios construidos por las clases altas han quedado para el recuerdo y el disfrute de los cascaenses. Edificios de culto, infraestructuras necesarias, casonas históricas donde se hospedaron antepasados lusos de renombre y lugares en los que conservar y mostrar todo lo que Cascais ofrece. Ser fruto de la suburbanización en torno a la ciudad de Lisboa no fue un impedimento, sino un complemento más para el tránsito de turistas.
- Ciudadela de Cascais. Levanta gran expectación por servir como residencia de verano para el Presidente de la República Portuguesa. El conjunto defensivo se divide en tres partes diferenciadas; por un lado el Palacio de Ciudadela, que incluye el museo nacional y que antes servía para refugio del ejército; por otro el Fuerte de Nuestra Señora de la Luz, restaurado recientemente; y por otro la Torre de San Antonio, descubrimiento más importante del municipio y que servía de vigía.
- El Museo de los Condes de Castro Guimaraes destaca por su estilo ecléctico y en su interior conserva pinturas, muebles y otros bienes como joyas de mucha relevancia.
- Museo del Mar. Pequeña construcción en la que se recrean las antiguas labores de los marineros de la región. Perfecto para conocer las especies marinas que habitan en sus aguas e ideal para familias.
- La Casa y el Faro de Santa María hacen una combinación extraordinaria por su posición ideal con vistas al mar. El edificio es una casa señorial construida por un millonario irlandés que combinó diferentes estilos y que la rodeó de hermosos jardines. El faro azul y blanco hace un bonito complemento
- Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Contiene tallas de madera muy bellas y pinturas de artistas muy famosos de Portugal como Mestre de Lourinha o Josefa de Óbidos.
- La Iglesia de Santo Domingo de Rana se erige como templo católico con ricos altares y capillas que tuvieron que ser reconstruidos tras un grave terremoto. No por ello deja de ser una construcción original del siglo XVI.
- Parque Marechal Carmona. Situado en pleno centro histórico de la villa alberga muchos elementos escultóricos y arquitectónicos destacados, además de contener amplios jardines y zonas de césped.
Parajes naturales
En una costa tan escarpada como la de Cascais y en la que las olas irrumpen con fuerza se pueden encontrar fenómenos naturales dignos de presenciar. El más popular es el de los acantilados “Boca do Inferno”, que se traduce como parece, Boca del Infierno. Se trata de un conjunto de rocas calizas erosionadas durante siglos por el mar y que ha formado cavidades entre ellas. Tanto así que el paso del agua por su superficie provoca un ruido extraño denominado como infernal.
La leyenda popular que se cierne sobre esta manifestación cuenta que un viejo hechicero se enamoró de la mujer más bella de la ciudad y la secuestró en su castillo a pies del acantilado por miedo a que se enamorara de otro ser. El criado del mago encargado de cuidar a la chica se acabó enamorando de ella también al verla y ambos quisieron fugarse juntos. Al enterarse, el viejo lanzó un hechizo sobre ellos para que las rocas los cubrieran y desaparecieran para siempre entre gritos. Gritos que podrían explicar a día de hoy ese curioso sonido del agua deslizándose sobre las rocas. Pura fantasía.
Impresionante línea de playas
Las playas de Cascais se dividen en dos tipos. Al norte encontramos un relieve bastante escarpado en la costa que anima a surfistas a practicar su deporte bajo olas muy potentes. La playa de Guincho es una de las más destacadas, situada en medio del Parque Natural de Sintra y que da ese toque salvaje a la aventura.
Por otro lado, encontramos un litoral mucho más calmado y tranquilo, ideal para familias y turistas que van en búsqueda de unas semanas de relax en verano. Las playa de Caravelos o la de Sao Pedro son las mejores elecciones que se pueden hacer.
Buena conexión con lugares emblemáticos
Uno de los grandes beneficios que tiene este destino turístico portugués es su gran accesibilidad desde las principales ciudades del país. Cascais cuenta con líneas muy extensas y continuas de tren que hacen que sea muy sencillo y fácil desplazarse hasta el territorio. El transporte público está bien preparado para complementar las posibles llegadas desde el aeropuerto de Lisboa, mientras que si se realizan visitas a otras ciudades tan populares como Estoril o Sintra estaremos a un paso de Cascais.
Los precios son asequibles, ideales para la gente más joven que decide emprender un viaje de estas características. Además, Portugal no es un territorio de los más exigentes a nivel económico a pesar de ser turístico comparado con otros destinos también preferidos como las islas griegas o la zona de Italia. Los beneficios están al alcance de la mano.