El conocido como Caminito del Rey es una pasarela colgada a ciento cinco metros de altura en las paredes del Desfiladero de los Gaitanes, cuyo nombre hace referencia a las grandes aves carroñeras que hubo y hay en este paraje. Un recorrido de casi ocho kilómetros que convierten a este «caminito» en uno de los senderos más sobrecogedores de Europa. Está situado entre los términos municipales de Ardales, Álora, y Antequera.
Descubierto por los viajeros del siglo XIX que iban a Málaga en ferrocarril, y abierto al tránsito por Rafael Benjumea en el siglo XX, gracias a las pasarelas que colgó en las paredes opuestas a la línea férrea sobre los impresionantes abismos de El Chorro.
Hablamos de uno de los fenómenos geológicos más relevantes del Sur de la Península Ibérica, que ha pasado de ser el camino más peligroso del mundo a una de las mejores experiencias de Turismo Activo de Europa. Situado a una hora escasa de Málaga, Antequera, Ronda o Marbella y a dos horas de Granada, Córdoba o Sevilla. Recorrerlo es una experiencia inolvidable.
Es un recorrido lineal de algo menos de ocho kilómetros, que se realiza en un sentido único. Se empieza en el término municipal de Ardales y se termina en Álora. En este último pueblo hay un servicio de autobuses lanzadera hasta el aparcamiento de Ardales.
Este camino es sólo un ejemplo de los cientos de kilómetros de senderismo cultural que disfruta la bellísima provincia de Málaga. Caminos que unen pueblos con parajes y parajes con monumentos patrimoniales o naturales.
Alfonso XIII y el Caminito del Rey
Su nombre se lo debe al rey Alfonso XIII, pero no porque lo construyeran para él. El camino se construyó entre 1901 y 1905 y Alfonso XIII no lo recorrió hasta 1921. Nació para abrir un paso entre los dos saltos de agua propiedad de la compañía Sociedad Hidroeléctrica del Chorro: el Salto del Chorro y el Salto del Gaitanejo. Un «estimulante» sendero que utilizaban los operarios y servía también para trasladar los materiales y facilitar la vigilancia de las instalaciones.
Y fue en 1921 cuando Alfonso XIII inauguró la Central Hidroeléctrica, y el Pantano del Chorro, obras del ingeniero sevillano Rafael Benjumea. Disfrutó el monarca de las espectaculares vistas a las que se accede gracias a este camino, llamado entonces el sendero de Los balconcillos que mucho tiempo después pasó a llamarse Camino del Rey, para más tarde conocerse como Caminito del Rey.
Durante las obras eran frecuentes las visitas de las personas cercanas a los constructores, asombrados por la belleza del paisaje. Fue entonces cuando Benjumea decidió mejorarlo y reformó el puente que hay entre los dos lados del desfiladero, diseñado por el ingeniero de caminos Eugenio Rivera y conocido como Balconcillo de los Gaitanes. En las últimas obras de reestructuración no se acometió la rehabilitación de este puente, al parecer por el elevado presupuesto. En paralelo al antiguo puente una pasarela recorre el espacio, convertida en un vertiginoso mirador.
En 1901 se iniciaron las obras hidroeléctricas en El Chorro, que tardaron veinte años en terminarse, para darle a la ciudad de Málaga suministro eléctrico y de agua potable suficiente para la población y para los riegos de la zona de la Hoya, que linda con el río Guadalhorce. Aprovechando los desniveles que los ríos habían producido en los cañones del Desfiladero de los Gaitanes, realizaron un salto hidrológico que puso en marcha la primera gran central hidroeléctrica del Sur de Europa.
En cuanto a la leyenda urbana sobre su construcción, que asegura que hubo muchas muertes de obreros y que fue construida por presos, sólo es una leyenda, de las muchas de rodean estos parajes. No lo construyeron presos si no hombres de mar acostumbrados a subirse a los mástiles de los barcos de vela, que eran a principio del siglo XX los auténticos especialistas en trabajos de altura. En cuanto a las bajas, en veinte años que duró su construcción sólo hubo que lamentar dos, un obrero descargando material y un dinamitero.
En el mes de mayo de 1921 Alonso XIII llegó en tren hasta la Estación de Gobantes en Peñarrubia, y se desplazó en coche hasta muy cerca de la histórica y encantadora Ardales. Villa que hunde sus raíces en la celtibérica Turóbriga, en cuya cercanía tuvo lugar el levantamiento de Omar ibn Hafsún contra los omeyas cordobeses, construyendo el poblado rupestre de Bobastro. Hoy es un interesantísimo yacimiento arqueológico al que se puede acceder al final del recorrido, en las Mesas de Villaverde.
Desde Ardales Alfonso XIII recorrió en lancha el Pantano de El Chorro (Pantano Conde de Guadalhorce desde 1953), colocó la última piedra de las obras hidráulicas, y firmó el documento de finalización de las obras en el Sillón del Rey. Visitó la Central de Gaitanejo y paseó bajo una insistente lluvia por las pasarelas.
Las obras que han permitido abrir de nuevo el camino las han realizado alpinistas y espeleólogos, y la llegada de los materiales a las zonas más problemáticas se solucionó con un helicóptero.
Las espectaculares vistas del Caminito del Rey
A pesar de que la función de la pasarela seguía siendo el paso de los obreros, tras la visita del Rey se convirtió en un destino del turismo de aventura de Málaga. Personajes de la política y la cultura quisieron recorrer el camino del Desfiladero de los Gaitanes. La belleza seductora de este lugar ha inspirado a infinidad de artistas desde los viajeros románticos; dramaturgos, poetas, pintores, cineastas, fotógrafos, etc, han plasmado a través de sus obras de arte la esencia de este maravilloso rincón. Su fama fue creciendo hasta que en los años sesenta del pasado siglo, sustituyeron el antiguo canal por una tubería y ya no fue necesaria la pasarela para su mantenimiento. Entonces comenzó un largo abandono que la convirtió en un peligroso sendero.
La falta de mantenimiento y el riesgo que su deterioro suponía no impidió que aventureros y deportistas siguieran utilizando el Caminito, costándole la vida a varias personas a causa de su gastada estructura. Su paso estuvo prohibido durante años, hasta que en 2015 se inauguró la nueva pasarela, que permite transitarlo sin riesgos. Pero antes de la prohibición el Caminito del Rey fue utilizado por niños camino de la escuela, por mujeres para hacer la compra, vecinos de los pueblos Ardales y Álora y por algún que otro ciclista sin vértigo.
Su poder de atracción lo justifican no sólo el lujo que suponen sus vistas. Es una experiencia que se traduce en emociones inolvidables. A la sensación única de caminar sobre un vacío de más de cien metros, se suman las sorpresas que esperan en cada tramo. Formaciones geológicas como el mal llamado «arco gótico». Encuentros con rincones que fueron la despensa de antepasados del Neolítico: cazadores de cabras montesas y pescadores de salmones. Observar cuevas colgadas en lo más alto de estos muros naturales que son el refugio de nidos de buitres y otras rapaces, o contemplar el bosque vertical que crece en las paredes de los cañones. Encontrarse con la línea férrea que desde 1865 rompió el cerco montañoso de Málaga, hoy recorrida por el AVE.
Contemplar las Hornacinas de San Cristóbal mientras sobrevuelan los cielos los buitres de la cercana Buitrera del Chorro, y retar al vértigo desde el Balcón de cristal, que se asoma al vacío más allá de la pasarela. Observar fósiles marinos que tienen millones de años, y pasar por un puente colgante a ciento cinco metros de altura y unos treinta y cinto metros de recorrido, cuya base deja ver el vacío. ¿Emocionante verdad?
Es bueno sobreponerse al vértigo en este puente, para disfrutar de un rato inolvidable en el que «las mariposas de agua» (gotas atravesadas por la luz), vuelan al son de la banda sonora que componen los buitres y el agua.
La diversidad de hábitat que se da en tan escasos kilómetros cuadrados en los que se encuentran manantiales, fuentes, escarpes, cañones estrechos, cuevas y algunas playas fluviales, sirve de protección a una enorme variedad de especies como zorros, cabras montesas, murciélagos, anfibios, peces, reptiles, y una gran variedad de aves: garzas, ánades, fochas, ruiseñores, garzas, águilas, vencejos reales, buitres leonados y alimoches, entre otras muchas especies.
Datos prácticos para visitar El Caminito del Rey
Aunque el recorrido completo es de casi ocho kilómetros, no todo son pasarelas. Éstas cubren un total de unos tres kilómetros. Se tardan entre tres y cinco horas en transitarlo y no pueden acceder a él los niños menores de ocho años. Tampoco mascotas. El resto es puro sentido común. Cualquier persona cuya salud y habilidad física le permitan caminar, subir escaleras, y enfrentarse a las pasarelas, que en todo momento ofrecen sensación de seguridad, puede hacer este «caminito». Ropa y calzado adecuados, agua y algún tentempié y una mirada abierta a vivir unas horas de verdad inolvidables, es todo lo que se necesita.
Hay que tener en cuenta que las entradas se tienen que reservar con tiempo. Insistimos en recomendar cualquiera de las visitas guiadas de Civitatis. Son expertos conocedores del camino que además de encargarse del tema de las entradas, os conducirán con total seguridad y con ellos no os perderéis detalle.
Este espacio es también uno de los principales centros de escalada sobre roca de Europa gracias al Desfiladero de los Gaitanes, al filo del cual transcurre el sorprendente trazado del Caminito del Rey que al menos habría de recorrerse una vez en la vida.