Córdoba es una ciudad en la que conviven hermosos testimonios de tres culturas en los mismos senderos que habitó la Roma de Augusto. Es difícil aconsejar qué ver en Córdoba. Si cruzamos su puente romano y desde El Barrio del Campo de la Verdad, y atravesamos la renacentista Puerta del Puente, nos veremos envueltos en la red de callejuelas conocida como Judería. Salpicada de tabernas y casas de recuerdos, joyerías donde admirar las creaciones de la más que reconocida platería cordobesa, la cuidada artesanía de cerámica califal, o talleres de guadamecíles y cordobanes donde se sigue labrando arte en la piel.
Entre esas callejuelas encontramos una de las Sinagogas más interesantes y bellas de España, y repartidas entre el caserío un bellísimo repertorio de las conocidas como Iglesias Fernandinas, y Palacios de la aristocracia cristiana. Tres culturas en las que se asienta el entramado cultural de un ciudad sin igual. En tan poco espacio físico podemos pasear por el Imperio Romano, el Califato Omeya, la España de los Reyes Católicos y el Imperio de su nieto Carlos V.
Pero aquí no se detuvo la historia, y aunque Pio Baroja aseguraba que Córdoba es una ciudad dormida, quizá no captó el grandísimo escritor que sea más bien un «duermevela» que se dice por el Sur, porque sus ojos han seguido llenándose de CULTURA, la mayúscula no es gratuita. La Fundación DOCOMOMO, la sitúa entre las cuatro ciudades españolas con mayor número de edificios de vanguardia, y el nuevo urbanismo que crece al abrigo de la sierra es un ejemplo de sentido común. Dueña de un patrimonio único en Europa, pocas ciudades del viejo continente pueden decir que hubo un tiempo en que la maravillosa capital de Francia se vió eclipsada ante aquella Babilonia de Occidente.
Quien tuvo retuvo, y esta vieja y hermosa ciudad guarda tesoros que te llegarán al alma. Cuando la luz del crepúsculo cae te esperan placitas recónditas, donde huir del bullicio acompañado por el gorjeo de multitud de fuentes que guardan historias lejanas y nuevas.
A continuación dejamos unos cuantos rincones imprescindibles que ver en Córdoba.
Mezquita-catedral, un imprescindible monumento que ver en Córdoba
Todo aquel que llega a Córdoba lleva en la mente el deseo de pasear por la Mezquita-Catedral, de la que aquí os ofrecemos una guía. Justificable deseo de recompensa segura, no en vano este edificio Patrimonio de la Humanidad es uno de los monumentos más visitados de España.
Este templo, santo y seña de la ciudad milenaria, es un amplio y hermoso resumen de la historia de Córdoba, y de España. Dentro de la mezquita omeya están Roma, el arte Visigodo y Bizancio; el Renacimiento, y el Barroco; el islam y el cristianismo. Motivos más que sobrados para aseguraros que es un lugar imprescindible que ver en Córdoba
Calleja de la Luna
Por la Puerta de la Luna que abre el lienzo de la muralla hacia la judería, se llega a una placita íntima que los bares convierten en un agradable comedor al aire libre. En el testero del fondo hay una fuente mural erigida en honor del dios heleno Pan, protector de los pastores. Tenía una pequeña flauta o caramillo, que fue mutilada hace años. De la boca del dios mana un tímido chorro de agua, que al caer sobre el redondo pilar provoca un suave rumor.
A la derecha, sobre una columna se eleva el perfil metálico de la Virgen de la Luna, patrona de Pozoblanco y Villanueva de Córdoba, que se apareció a un pastor de Pedroche, reflejándose desde una encina en una poza de agua.
En la vieja medina árabe, entre callejas judías, una virgen cristiana; las tres culturas conviviendo en un íntimo rincón de Córdoba
Cuesta del Bailío
Llamada así por el cargo que ostentaba uno de los propietarios de la Casa Palacio que corona la subida, cuya portada tardogótica está atribuida a Hernán Ruiz II, y que hoy reparte su extensión entre la Biblioteca Viva de Al-Andalus y el hotel Palacio del Bailío.
La cuesta, comunicaba la antigua Medina con la Axarquía (arrabales), atravesando la muralla de origen romano. Su placidez habitual, se pierde en Semana Santa y en las Cruces de Mayo, pero siempre es un espectáculo inolvidable.
La fotografía es de la celebración del ciclo urbano celebrado en 2009, La ciudad como escenario, en el que intervinieron artistas como MUMA, Jeppe Hein, Miquel Barceló o Josef Nadj. Aquí MUMA montó, con la colaboración de unos 200 voluntarios, esta instalación con 20.000 velas a la que llamó Caminos de fuego y que continuaba en la mítica Plaza del Cristo de los Faroles, con la que comunica esta escalera.
Plaza de Capuchinos, la popular Plaza de los Faroles
La austeridad de la plaza más emblemática de Córdoba, ni una fuente quiebra su silencio, se rompió con la misma fiesta popular que hemos visto en la Escalera del Bailío. El poeta cordobés Ricardo Molina la retrata de forma certera: «No es más que un rectángulo de cal y cielo» ¡ni menos! Sobre este rectángulo se encuentra el Cristo de los Faroles. Obra donada en el año 1794 por los capuchinos franciscanos que donaron también el patio del Convento del Santo Ángel (Capuchinos), situado al fondo de la plaza, para hacerla como la conocemos hoy.
Recóndito rincón que guarda promesas y besos furtivos, y emociones cofradieras que arrancan cada primavera los pasos de la Hermandad de la Paz y Esperanza y los de la Hermandad de los Dolores, del Convento de los Dolores, en el lateral del rectángulo, que saca a las calles de Córdoba la magnífica talla de la Virgen de los Dolores, «La Señora de Córdoba», y el Cristo de la Clemencia, de Amadeo Ruiz Olmos.
Plaza del Potro, un rincón lleno de arte que ver en Córdoba
Otra plaza de raigambre popular. El nombre se lo debe al caballo que corona la fuente renacentista sosteniendo el escudo de la ciudad en sus patas delanteras. Aunque otra versión lo enlaza con el hecho de haber sido un lugar de compra-venta de equinos. Otras fuentes aseguran que el nombre proviene de la Posada del Potro, típica casa de vecinos del siglo XV donde vivió Cervantes que la inmortalizó en El Quijote. Hoy es la sede del Centro Flamenco dedicado a Fosforito.
Justo enfrente y ocupando el Antiguo Hospital de la Caridad del siglo XV, se encuentran dos museos separados por un precioso patio; El Museo de Bellas Artes y el Museo de Julio Romero de Torres, el pintor del alma de Córdoba.
En línea con la fuente, dejando atrás el Triunfo de San Rafael, se llega al Guadalquivir, el Río Grande de Al-Andalus.
Alcázar de los Reyes Cristianos
Este palacio-fortaleza guarda en su interior un resumen de la historia de Córdoba. Restos romanos y visigodos se abren paso ante la presencia musulmana, época en la que formaba parte del Palacio Califal. Restaurado tras la conquista cristiana por Alfonso X el Sabio, tiene importantes intervenciones barrocas.
Entre sus múltiples usos están el haber sido residencia de los Reyes Católicos, sede de la Inquisición y cárcel. Hoy además de ser visitable, es utilizado para actividades culturales. Un espectáculo recomendable es el conocido Córdoba, luz de las culturas que ofrece el Alcázar en las noches cordobesas, un paseo nocturno por la historia, acompañado por el juego de colores y formas que consigue el abrazo del agua y la luz.
Muy cerca del Alcázar espera otra cita imprescindible que ver en Córdoba , el Puente Romano, por el que hemos paseado en esta web.
Patio de Córdoba en Mayo
Herencia de las casas mediterráneas que los árabes tomaron como modelo, la distribución de las mismas se organiza en torno a un patio que procura luz y fresco al interior. El pueblo árabe es proclive a interiorizar el ornamento de sus viviendas y con ellos estos patios fueron adquiriendo fuentes y surtidores que favorecían el crecimiento de la vegetación (modelo que lleva a los patios romanos). La evolución de la vivienda siguió el mismo curso que el resto de la arquitectura, por influencia mudéjar, renacentista y barroca, fue cambiando el aspecto constructico de estos patios que en esencia guardan la raíz primitiva.
A mediados del mes de mayo, Córdoba celebra el Festival de los Patios, (Fiesta de Interés Turístico Nacional y Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad). Durante el festival se celebra un Concurso que se convocó por primera vez en 1921. Hay varias rutas para visitarlos, la App Móvil Patios & Rutas de Córdoba ofrece el seguimiento de todas ellas.
Museo Arqueológico
Tras el Arco de Triunfo que diseñara Hernán Ruiz II para la portada del Palacio de los Páez de Castillejo en cuyo interior intervino su padre, Hernán Ruiz el viejo, espera uno de los museos arqueológicos más completos de España, fue declarado tanto el edificio como las colecciones Monumento Histórico Artístico en 1962, pero desde entonces la colección no ha hecho más que aumentar. En su interior se encuentran los restos del Teatro Romano de Córdoba y una exposición que recorre desde la Prehistoria hasta la Baja Edad Media.
En 2011 se inauguró una ampliación anexa al antiguo edificio y ya se trabaja en el diseño de una nueva ampliación sobre los terrenos del palacio renacentista. La necesidad de espacio viene dada por los trabajos arqueológicos en la ciudad donde contínuamente se hallan testimonios pétreos de la historia de sus antiguos habitantes. Imprescindible visita para entender Córdoba.
La especialísima Sinagoga de Córdoba
Santuario en miniatura y morada del Testimonio que terminó Ishap Moheb, hijo del señor Efrein Wadowa el año setenta y cinco. ¡Asimismo vuélvete, oh Dios, y apresúrate a reconstruir Jerusalén! Inscripción fundacional de este templo con más de setecientos años de vida. Su uso ha pasado por hospital, ermita y escuela, hasta que en 1884 Rafael Romero Barros descubrió restos de escritura hebrea y fue declarado Bien de Interés Cultural.
Edificio de estilo mudéjar, para la ornamentación de sus muros los judíos emplearon yeserías con lacerías y versículos de la Biblia, escritos con caracteres hebreos españoles, imitando de este modo la decoración de las mezquitas con versículos del Corán. Parte de las yeserías que se recuperaron en la restauración se pueden ver en el Museo Arqueológico, ya que no se encontró el lugar exacto para el que se crearon.
Plaza de la Corredera
Parece ser que en el lugar que ocupa hoy esta plaza se ubicó en su día el Circo Romano. En las intervenciones arqueológicas se rescataron de ésta época unos extraordinarios mosaicos que se pueden ver hoy en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Muy cerca de ella, se encuentra otro vestigio de Roma, el Templo Romano.
Su diseño rectangular y porticado, articulado con arcos en su parte inferior, la relaciona con plazas de ciudades castellanas, siendo única en su especie en Andalucía, no en vano el proyecto partió en el siglo XVII del salmantino Antonio Ramós Valdés.
Fue plaza de toros, de ahí su nombre, conservando aún hoy una calleja llamada Toril. Antes fue lugar de celebraciones de autos de fe, pregones y ejecuciones durante la Invasión Francesa. Hoy es un punto de encuentro donde además de numerosos bares, cafeterías y locales de copas, hay bajo los soportales un mercado y numerosas tiendas.
Antiguo Convento de la Merced
En este edificio hoy la sede de la Diputación de Córdoba, se han hallado restos de sillares romanos, y de un baptisterio y una cripta, relacionadas con época visigoda o paleocristiana.
El convento se construyó en el siglo XIII tras la conquista de la ciudad por Fernando III, y sobre esta construcción medieval se fue forjando un monumento del que nos ha llegado el testimonio barroco del siglo XVIII. La fachada principal decorada con pinturas al fresco y columnas salomónicas, está coronada con un frontón triangular sobre el que se levanta una escultura de San Rafael. Un bellísimo anticipo de lo que espera en el interior.
En las immediaciones del convento, frente a la Plaza de Colón, se encuentra la Torre de la Malmuerta, construcción medieval que guarda una tremenda leyenda de amor y celos, y los Jardines de la Merced, un pequeño oasis en esta zona castigad por el tráfico.
Calleja de las Flores
Callejita que se abre desde la calle Velázquez Bosco, frente a la Mezquita, y conduce a una plaza en la que una fuente nos invita a refrescarnos. Al dar la vuelta, el paseante se encuentra con una preciosa vista del antiguo alminar reconvertido en campanario por Hernán Ruiz III, que es el punto más alto de la ciudad y por lo tanto su mejor mirador.
La calle conducía a una casa de vecinos cuyo patio es hoy la plaza. Este rincón se transformó a mediados del siglo pasado, por iniciativa de su entonces alcalde Alfonso Cruz Conde, y se ha convertido en una de las imáganes más buscadas por miles de turistas. Se añadieron dos arquillos que unen las fachadas de la estrechísima calle, sobre ellos la mirada se dirige al histórico campanario.
Esta pequeña callejuela es uno de esos rincones imprescindibles que ver en Córdoba, y puede que uno de los más fotografiados por viajeros de todo el mundo.
Cámara de Comercio
Este edificio encierra tras la aparente sencillez de la fachada, una obra con vocación internacional, cuyo mérito aumenta si tenemos en cuenta el ensimismamiento del país cuando se levantó, a mediados del siglo XX. En el programa decorativo proyectado por De la Hoz y Paredes, intervinieron los artistas de vanguardia Jorge Oteiza y Miguel del Moral.
Una de las primeras obras de Vanguardia, de cuya importancia en Córdoba hablábamos al principio. Hay muchas más, está el Centro de Visitantes del Puente Romano, Centro Abierto de Actividades Ciudadanas (CAAC), de los mismo arquitectos de la Cámara de Comercio, o el Museo de Medina Azahara con el que los arquitectos Nieto y Sobejano han conseguido un diálogo casi imperceptible entre la arquitectura y el paisaje de la antigua ciudad palatina, cuya visita se hace imprescindible para conocer la córdoba califal.