Los hay pequeños y elevados en riscos que parecen imposibles, como el de Olvera, en Cádiz. Los hay urbanos, situados sobre grandes ciudades como Málaga o Almería. Los hay que son por dentro auténticos palacios, como el de La Calahorra o el de Canena. Otros han sufrido las iras del tiempo y su interior está destartalado y ruinoso, como el de Niebla. Y los hay también que se han burlado de los avatares de la historia y siguen tal cual fueron construidos hace más de un milenio, como el de Baños de la Encina.
Los hay, en fin, de todos los tipos. Y hay por su puesto muchos más de diez: nuestra selección, que no pretende ser un ranking, hemos valorado la variedad geográfica y el atractivo turístico, paisajístico, histórico y artístico. Aquí van, sin más dilación, diez –y uno más, de regalo– castillos y fortalezas que justifican una parada en cualquier viaje por Andalucía.
-
El Castillo de Niebla
Niebla fue un poderoso reino de taifa. Como consecuencia, hoy conserva unas murallas formidables y un castillo que, curiosamente, es posterior a la Reconquista.
El Castillo de los Guzmanes está ubicado en el interior de un enorme recinto amurallado de origen almohade. Ha sufrido la ira de los terremotos y un terrible asedio durante la Guerra de Independencia, pero sus fuertes muros siguen impresionando y, junto con el resto de las murallas de la ciudad, justifican de sobra una excursión para acercarse a verlo.
-
El Castillo de Almodóvar del Río
De origen musulmán, aunque reconstruido repetidas veces y restaurado a principios del siglo XX, el Castillo de Almodóvar, de estilo gótico-mudéjar, es uno de los más espectaculares de Andalucía, seguramente por su excelente estado de conservación y por su aspecto clásico de castillo “de cuento”.
La visita es muy recomendable. Se pueden ver sus magníficas torres: la cuadrada, la redonda y la del homenaje; pasear por sus patios y pasillos y disfrutar desde sus almenas de preciosas vistas de la campiña cordobesa.
(Visita también nuestra lista de Diez pueblos de Córdoba ideales para escaparse)
-
El Castillo de Canena
Canena es un pueblo muy pequeño en la comarca de La Loma, muy cerca de Úbeda y Baeza; pero conserva un castillo-palacio renacentista de primer orden: diseñado por el arquitecto estrella de la época, Andrés de Vandelvira, por encargo del ubetense Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V y gran mecenas de las artes.
Su estado de conservación es excelente, y en su interior conserva un precioso patio porticado renacentista, obra también de Vandelvira.
-
El Castillo de Santa Catalina
En el Cerro de Santa Catalina, un promontorio natural sobre la ciudad de Jaén, se articulan hasta tres fortalezas que conforman el Castillo de Jaén, cada una de las cuales de estilos y épocas distintos.
La más escénica y mejor conservada –hoy es Parador Nacional de Turismo– es el Castillo de Santa Catalina, llamado así por una capilla construida tras la conquista castellana. Es una fortaleza impresionante, y las vistas de la ciudad de Jaén a sus pies, del mar de olivos circundante y de las montañas que la rodean son impagables. Aquí más información sobre este magnífico castillo
-
El Castillo de Burgalimar
El Castillo de Burgalimar, en la localidad jiennese de Baños de la Encina, es el más antiguo de la lista. Es una fortaleza omeya, del siglo X, flanqueada por una maciza muralla con catorce torres defensivas (más una torre del homenaje ya de época cristiana).
Al contrario que otros casos aquí mismo vistos, Burgalimar casi no ha sufrido daños: ni asedios, ni terremotos, ni caprichosas restauraciones. Hoy es por tanto una verdadera joya: la fortaleza mejor conservada de época califal y uno de los monumentos andalusíes mejor preservados.
-
El Castillo de La Calahorra
El castillo de La Calahorra está en pleno Altiplano granadino, en una región de impactante y genuina belleza natural. Lo construyó la familia Mendoza en una época –los inicios del Renacimiento– en la que ya era poco común construir castillos, pero lo hizo de una manera nueva, venida de Italia. Fue, de hecho, el primer gran proyecto monumental en el que participaron arquitectos italianos, la primera gran obra del Renacimiento andaluz.
Que la robustez de sus muros y sus torres exteriores no nos lleve a engaño: en el interior el visitante descubrirá un patio elegante y sofisticado, similar al del castillo de Canena y al del castillo de Vélez-Blanco, que hoy se conserva intacto en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York.
-
La Alcazaba de Almería
Los muros de la Alcazaba de Almería suben y bajan por el Cerro de San Cristóbal y dibujan impresionante vistas. Son todo un regalo para los amantes de las fotos.
En su interior se superponen mil años de historia, pues a las elaboradas defensas musulmanas se añadió tras la Reconquista un castillo de nueva planta construido por orden de los Reyes Católicos.
-
El Castillo de Alcalá de Guadaíra
La Villa de Alcalá recibió su carta de poblamiento en el año 1280 de manos de Alfonso X el Sabio, pero en su zona más alta, conocida como el Cerro del Castillo, la arqueología acredita más de 4.500 años de poblamientos interrumpidos y construcciones defensivas. El castillo actual parte de una fortaleza almohade, engrandecida luego por los castellanos como parte de la defensa de la «banda morisca». En aquellos tiempos, más inseguros, la propia Villa se escondía tras sus muros. Tras 1492, perdida su utilidad militar, el pueblo salió de las murallas, el castillo se convirtió en palacio de los Enríquez de Ribera y, poco a poco, se fue abandonando.
Es sin duda una construcción imponente, con sus once torreones y sus altas murallas precedidas por barbacanas, bien conservadas en varios de sus tramos. Su interior es una sucesión de patios, fosos y edificios palaciegos que dan prueba de una larga y rica historia. La visita, gratuita y a solo unos pocos kilómetros de Sevilla, merece mucho la pena.
El Castillo de Olvera
Frontera hoy entre Cádiz y Sevilla y antaño entre cristianos y musulmanes, el castillo de Olvera se construyó en el siglo XII como fortaleza musulmana. Luego, tras la conquista castellana, fue remodelado profundamente.
Sus vistas de la serranía gaditana son verdaderamente impresionantes.
La Alcazaba de Málaga
En el monte de Gibralfaro, que se levanta sobre las mismas faldas de Málaga, ha tenido esta ciudad su fortaleza desde tiempos de los fenicios. La Alcazaba, en su estado actual, conserva construcciones de prácticamente todas las etapas de al-Andalus: Califato, reinos de taifas, almorávides y almohades, a los que hay que sumar los cambios y restauraciones posteriores.
Es mucho más que una fortaleza: albergó a los gobernadores de la ciudad durante siglos y, durante un período de la guerra de Granada, a Fernando el Católico. Desde su zona más elevada, que corresponde al Castillo de Gibralfaro, se pueden disfrutar las mejores vistas de Málaga.